No suele derrochar palabras, pero la verdad es que la verborrea no es exactamente un indicio de decir cosas importantes y Ramón Pis, a pesar de ser un chico algo tímido delante de desconocidos, tiene las ideas claras y sabe muy bien lo que dice.

«Todos somos un equipo» es el emblema que lleva por bandera este joven, y no es que sólo lo repita mucho ni tampoco es que haya encargado una camiseta con este eslogan, qué va; él se lo ha tatuado en su brazo derecho para que, cuando algún periodista le pregunte sobre la palabra compañerismo o equipo, pueda levantarse un poco la camiseta y explicarle lo que significan para él estas palabras.

La verdad es que nunca una idea tan sencilla ha tenido un trasfondo tan importante: «Las personas se deben unir para poder jugar». Ramón Pis, jugador y aficionado al baloncesto, a pesar de tener síndrome de Down, siempre se ha sentido parte de un equipo. «La gente me quiere, yo siento como tienen sus corazones abiertos conmigo», dice.

Ricardo, Chiqui, Francis, Javi, Yordi, Pablo, entre muchos otros, son los amigos que trabajan con Ramón en el campus de verano de baloncesto de la Obra Social de Unicaja, de los que muchos son además compañeros del club baloncesto de El Palo, en donde Ramón cubre el puesto de utillero y en donde también se siente perfectamente integrado.

Este gallego de nacimiento y malagueño de corazón tiene 32 años y empezó a jugar al baloncesto desde muy joven con un grupo de amigos de Los Guindos poco después de que llegase a la capital con 9 años de edad. Desde entonces se enamoró de este deporte. Además de practicarlo cada vez que puede, se considera un gran aficionado y conocedor del mundillo.

«Prefiero el baloncesto al fútbol porque es un deporte cubierto en el que la afición puede montar más follón y criticar al árbitro cuando se equivoca».

Entre sus jugadores favoritos se encuentran Kobe Bryant, Pau Gasol y José Calderón, al que considera «una bestia» cuando juega.

El jugador del Club Baloncesto Unicaja, Saúl Blanco, visitó el campus esta semana y tuvo un pique con Ramón desde el centro del campo.

Ambos trataron de meter canasta de espaldas y, a pesar de que ninguno de ellos lo consiguió en ese momento, lo cierto es que nuestro protagonista, Ramón por supuesto, encestó días antes en su primer intento nada más llegar al campus. Él no descarta que algún día pueda llegar a ser incluso mejor jugador que Saúl.

Otro de sus sueños es el de ser fotógrafo profesional, ya que tiene una cámara reflex digital y consigue hacer unas fotos «espectaculares» de los niños haciendo mates o escalando. «La gente lo flipa con mis fotos», presume. Le gustaría poder trabajar como fotógrafo para un periódico y también hacer reportajes fotográficos de bodas, comuniones, bautizos y todo acto social que le requiera.

Hace un par de meses se apuntó al gimnasio y está encantado con los resultados que está obteniendo. Allí ejercita los abdominales, hace spinning, levanta pesas para trabajar su musculación y lo considera muy entretenido.