Indignados con el régimen cubano. Así se sienten Luis Milán y Alfredo Felipe, dos de los once disidentes exiliados a España que lamentan que, tras un año residiendo en Málaga, el Ejecutivo de su país aún no haya homologado sus títulos académicos, algo que, según aseveran, les permitiría tener la posibilidad de insertarse en la vida laboral.

«Soy médico, pero en la oficina de empleo sólo tengo Educación Primaria», destaca Milán, quien apostilla que ninguno de los cubanos que llegó a España ha podido convalidar su título, «ni siquiera de Bachillerato».

Luis manifiesta que, aunque él y su familia disfrutan de ayudas suficientes para vivir en Málaga, «los tiempos se acaban», por lo que deberán «estudiar la situación» y adoptar decisiones «drásticas».

El cubano, que ha trabajado de peón en Málaga durante este año, se resigna a permanecer «en el grupo de desempleados que busca sin casi ninguna posibilidad», ya que los disidentes «no pueden demostrar lo que saben».

Alfredo Felipe, un economista que, como Luis, también forma parte del Grupo de los 75, compuesto por opositores al régimen de Fidel Castro, afirma que Cuba ha incumplido su compromiso, «que debe ser exigido por el Gobierno de España, dado que también es parte en el acuerdo».

El excarcelado participa junto a algunos de sus familiares en un curso de formación informática, que para él significa «el idioma del mundo moderno».

A sus 62 años, encara el futuro «con una gran incógnita», pero dispuesto a enfrentarlo con la única actitud «digna» del ser humano: luchar siempre en cualquier circunstancia que se avecine.

Respecto a la orden de expulsión de siete cubanos de su centro de acogida en Málaga y del programa de atención del que se beneficiaban, tras una agresión física entre ellos y amenazas al personal, Luis Milán califica la situación de «penosa» y confiesa que no sólo le duele, sino que también le resulta bochornoso el hecho de que «hayan sido cubanos los que se han visto envueltos en un asunto de ese calibre». «No estoy de acuerdo con el modo en que mis compatriotas han manejado sus discrepancias con la organización», asegura.

Milán recuerda que, al aterrizar en Málaga, Omar Ruiz, Pablo Pacheco y él, unos de los primeros del «Grupo del 75» en llegar, trataron de hacer «todo lo que estaba en sus manos» con algunos de los disidentes cubanos que ahora han sido excluidos y a los que le ofrecieron su ayuda para la búsqueda de un piso.

«Cuando se está en un centro de acogida, hay que entender que no es un piso y, por tanto, sólo se dispone de cuartos pequeños que deben compartirse con personas de distintas nacionalidades, que tienen el mismo derecho que nosotros», revela Luis, que se refiere a un fragmento del poeta José Martí: «El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz».

Un deseo prácticamente generalizado entre los liberados por el régimen castrista que tomaron tierra el año pasado en España es el de continuar con libros que comenzaron a escribir en prisión sobre el sistema penitenciario cubano. Sin embargo, la mayoría ha convertido su día a día en una batalla por sobrevivir, como detalla Milán: «Uno no puede pensar en estas cuestiones si no tiene garantizado qué va a comer mañana».

Después de más de siete años entre rejas, Luis y Adolfo caminan hacia el mismo punto kilométrico: intentar olvidar la tragedia que vivieron bajo el régimen comunista, sin perder nunca la esperanza.

Estados Unidos, la otra alternativa para la búsqueda de empleo

Una de las alternativas que, aunque inicialmente no formaba parte de sus

planes pero que cada vez cobra más fuerza entre los excarcelados cubanos,

es el interés por asentarse en Estados Unidos. Omar Ruiz fue uno de los

presos liberados a los que les sedujo esta solución, según afirman algunos

de sus compatriotas, que cuentan que partió en esa dirección el pasado

diciembre de 2010, cinco meses después de que llegara a Málaga junto a

su mujer y sus hijos. El caso más reciente es el de Pablo Pacheco que, tras

llegar a España dispuesto a comenzar una nueva etapa, saldrá este viernes

hacia Miami.

Ocho expulsados de su centro de acogida y del programa de atención

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) informó

el pasado 24 de junio de la expulsión de siete cubanos de su

centro de acogida en Málaga, «después de mantener graves conflictos

entre ellos y amenazas al personal». Los disidentes también incurrieron en

otros incumplimientos de la normativa de convivencia «al introducir alcohol

en el centro o exhibir armas blancas». A estas expulsiones,

se suma la del expreso cubano Néstor Rodríguez Lobaina, que pidió

al Ejecutivo español que le devuelva a la cárcel de Cuba. De no ser así,

amenaza con declararse en huelga de hambre.