Después de una bonita experiencia de éxitos musicales en Polonia, a la presidenta de la Joven Orquesta Provincial de Málaga (JOPM), Remedios Arrabal, le tocó vivir unos días de angustia y desconcierto en un una bonita ciudad muy turística, Praga, pero de la que no puede decir que dejó con un buen sabor de boca.

La historia comenzó el viernes 1 de julio, cuando Remedios junto con el vicepresidente de la JOPM, Antonio Cesar, y su director, Ángel Luis Pérez Arrido, tomaron un vuelo a la capital Checa con 49 jóvenes músicos, la mayor parte de ellos menores de edad, para tocar su repertorio en el Festival de Eurochestris que se iba a celebrar en el sur de Polonia.

Celebraron 6 conciertos durante los 10 días que duró el festival que reune a las mejores orquestas de Europa, en este caso, la de Austria y la de Polonia.

Remedios, que es la presidenta de la orquesta desde octubre de 2009, confiesa que los artistas malagueños consiguieron levantar al público de los asientos, «la acogida del público polaco fue apoteósica», y por los que lograron salir en la prensa local con una de las mejores críticas, poniendo, como siempre han hecho, el nombre de Málaga en lo más alto.

La experiencia polaca estaba siendo muy satisfactoria para todos hasta que llegó el domingo 10 de julio y la orquesta quiso regresar a casa.

La situación inicial con la que llegaron al aeropuerto no hacía sospechar a nadie ya que era la misma con la que viajaron a la ida; 57 billetes de embarque para 52 personas y 5 violonchelos; cada músico con su instrumento en la mano para no tener que hacer facturación.

Pero las ilusiones de regreso y de volver a abrazar a la familia, se vieron truncadas cuando los empleados de la compañía aérea, Smart Wings, no les permitieron entrar a la cabina con sus instrumentos y les dijeron que, si querían volar, tenían que facturarlos.

Tras la negativa de la expedición malagueña, y unos momentos de tensión, la tripulación del vuelo cerró las puertas y despegó dejando a la orquesta, con una gran número de menores y sin apenas dinero en efectivo, en la capital checa.

En esa situación, Remedios, presidenta de la orquesta y madre de uno de sus miembros de 19 años que toca el violonchelo, Juan López, se tuvo que hacer responsable del porvenir de los jóvenes junto con el vicepresidente y el director.

«En ese momento comenzó una odisea», comenta Remedios, «tuvimos que llamar a la embajada española en Praga» porque «la agencia de viajes nos reservó un albergue a las afueras de la ciudad pero la única alternativa que nos dieron para llegar era en taxis», y claro, después de pensar que iban a regresar ese día «apenas teníamos dinero, nada más que las tarjetas de crédito».

Afortunadamente, la embajada española les consiguió un autobús, que tuvieron que pagar ellos, para que llevara a toda la orquesta y sus preciados instrumentos al lugar donde iban a pasar la noche.

Después de dos días en Praga comiendo bocadillos y pasando el tiempo de la mejor forma posible, Remedios, que está bajo tratamiento médico y ya no disponía de pastillas, pudo regresar a Málaga junto con algunos de los miembros mas jóvenes de la orquesta, aunque el resto, 30 niños y el vicepresidente, tuvieron que permanecer allí hasta el pasado jueves, ya que no había plazas de avión disponibles. Eso sí, con la misma compañía y en las mismas condiciones en las que no les permitieron la primera vez.

A pesar de esta mala experiencia final, a Remedios y a los chavales no les faltan ganas de volver a viajar al extranjero para seguir llevando el nombre de Málaga a través de la música.

El próximo viaje que ya tienen previsto será del 2 al 15 de agosto al sur de Francia, donde van a celebrar unos siete conciertos, y más adelante, en septiembre, cerca de 90 miembros de la orquesta se van a León para participar en un curso de dirección de orquesta que organiza la fundación Eutherpe.

Otro de los viajes en el que Remedios está muy ilusionada será el que van a hacer el 24 de diciembre para pasar las navidades en China.

¿Por qué es el personaje de la semana?

Remedios Arrabal, presidenta de la Joven Orquesta Provincial de Málaga, se encontró atrapada en Praga junto con cerca de 50 jóvenes músicos de los que era responsable, después de que la compañía aérea Smart Wings no les permitiera subir al avión de regreso a Málaga con sus instrumentos dentro de la cabina. Tras este incidente, y sin apenas dinero en efectivo, la orquesta tuvo que sobrevivir con la poca comida que pudieron comprar y hospedarse en un albergue.