Greenpeace alertó ayer de que las actividades de perforación de los pozos que Repsol pretende llevar a cabo en distintas zonas del mar de Alborán para investigar la existencia de yacimientos de hidrocarburos generarán una «contaminación crónica» y «destruirán» la flora marina. Según el grupo ecologista, el anclaje de las plataformas necesarias para acometer los trabajos correspondientes a la fase de perforación, en la que además se emplean lodos de compactación «tóxicos», contribuirá a la «destrucción directa» de las comunidades de fondos marinos.

Las actividades de perforación requieren el uso de estos lodos, que sirven para ejercer presión sobre la bolsa de hidrocarburos evitando explosiones al penetrarla, y que contienen compuestos químicos y metales pesados que, según la responsable de la campaña de Cambio climático y Transporte de Greenpeace, Sara Pizzinato, «destrozarán la posidónea oceánica, cuna del Mediterráneo donde se refugian un millar de especies animales y alrededor de 400 vegetales». Asimismo, y según indica el informe presentado ayer por Greenpeace, los escombros generados por la perforación se vierten normalmente al mar y en su fondo permanecen contaminados por los lodos de compactación, lo que daña la calidad de las playas para el turismo.

La asociación ecologista también advirtió del riesgo para las especies que conviven en la zona (donde se han identificado, entre otras, hasta doce especies de cetáceos). Así, como consecuencia de la «contaminación crónica», algunas de estas especies pueden sufrir un cambio de comportamiento, que se traduce en una disminución de las capturas de pescado en áreas próximas a las prospecciones sísmicas.

En este sentido, aunque no hay estudios concretos sobre el mar de Alborán, sí existen informes realizados sobre el mar del Norte, donde se estima una reducción de entre un 13 y un 54% de la abundancia media de algunas poblaciones de peces, respecto a las que existían en la zona antes de la actividad sísmica.

Así, la organización señala que los «más perjudicados» serían ecosistemas como las praderas de Posidonia oceánica y especies de mamíferos marinos, túnidos, tortugas, entre otros, «que ya se enfrentan a graves problemas debido a la urbanización del litoral y la contaminación».

Por todos estos motivos, la activista insistió en que los posibles daños derivados de las prospecciones «no serán sólo medioambientales», sino que afectarán también al turismo y la pesca, sectores «de vital importancia para la economía del país».

Energías renovables

Así, desde Greenpeace rechazaron la autorización de nuevos proyectos de extracción petrolífera y apostaron por el uso de energías renovables. Estos pozos son «innecesarios», ya que el potencial de Andalucía en energías renovables supone una alternativa «viable y que produciría más puestos de trabajo», afirmó Pizziaro, quien aseguró que la región andaluza podría ser autosuficiente con energías renovables (termosolar, solar, fotovoltaica) para cubrir toda su demanda de electricidad proyectada para el año 2050.

Inconvenientes

Contaminación

El anclaje de las plataformas y los lodos empleados en las labores de perforación generarán «una contaminación crónica» y «destruirán» el fondo marino.

Daños en especies

La contaminación afectará fundamentalmente a las praderas de Posidonia, donde se refugian un millar de especies animales y 400 vegetales, así como a especies de mamíferos marinos, túnidos o tortugas.

Perjuicio económico

El daño que se provocaría a las especies supondrá la disminución de las capturas de pescado en áreas próximas a las prospecciones, mientras que la contaminación «dañará» la calidad de las playas.

Independencia energética

Según Greenpeace, mientras se realicen prospecciones no se potenciará el uso de energías renovables.

Ventajas

Fuente de energía

El hallazgo de yacimientos

de gas posibilitaría seguir empleando los hidrocarburos como principal fuente de energía.

Empleo

Desde Repsol mantienen que las actividades de perforación para la búsqueda de gas «propiciarán la creación de puestos de trabajo».