Parece que la pobreza se mitiga en verano y, en cierta forma, es así, ya que muchas familias gracias al repunte del empleo de la época estival consiguen aliviar su pesada carga económica. Además, «se arregla uno con menos, tanto en alimentación como en ropa», explica llanamente el presidente del Banco de Alimentos de la Costa del Sol (Bancosol), Javier Peña.

Aún así, a pesar de esta situación coyuntural, la realidad sigue siendo alarmante y, lejos de estabilizarse, va en aumento. En este año 2011 han sido 10.000 personas más la que han acudido a Bancosol en busca de alimentos acuciadas por la crisis, lo que eleva la cifra total a 50.000 personas, con un incremento del 25% respecto a 2010.

«En número de usuarios seguimos en aumento, pero somos más exigentes en los requisitos para poder atender primero y mejor al que más lo necesita. En 2010 atendíamos a 40.000 personas y ahora a 50.000», comenta Javier Peña. Si en el pasado año se repartieron entre los malagueños de la provincia cuatro millones de kilos, en este 2011 la previsión es distribuir más de cinco a través de las 220 asociaciones a las que Bancosol sirve los alimentos.

No existe un perfil único, pero sí dos tipos de pobreza. La que pudiera denominarse tradicional, la pobreza de la exclusión, que es la que conforman familias con problemas, ancianos solos, también familias monoparentales, personas maltratadas, etcétera.

Y, por otra parte, los nuevos pobres, que tenían una vida «en orden» y que han perdido el trabajo y o bien han perdido su casa o la tienen pero se enfrentan a serias dificultades, explica Peña.

Desde que se iniciara la crisis allá por 2007 el crecimiento de la demanda ha sido espectacular, del 110 o 120% de usuarios más atendidos, comenta.

Y el horizonte no se vislumbra especialmente esperanzador en lo que a situación económica del país se refiere, considera el presidente de Bancosol, a lo que hay que sumar que gran parte de esa ayuda europea esté en peligro. «Este año tenemos alimentos, estamos surtidos porque el reparto correspondiente a la Unión Europea ha sido generoso. Han sido 500 millones de euros en alimentos, pero por los bajos precios hemos contado con un 50% más que el año pasado», explica.

Así, en 2010 Bancosol recibió 1,7 millones de kilos de la UE y en 2011 han sido 2,4, pero es posible que en 2012 tan sólo se reciba un 30% de lo que venía hasta ahora. El motivo es que esta partida es la relativa a excedentes, es decir, la UE compra los excedentes para equilibrar mercados. «La Unión Europea lleva más de 20 años haciendo esto, porque en este período sí había excedente de muchos productos como el arroz, el azúcar o los cereales, pero se ha ido equilibrando la producción con el consumo y ya no sobran tanto.

De esta forma, estos dos o tres últimos años digamos que la compra se ha hecho fuera de normativa. Si no hay excedentes no tienen por qué hacerlo. Varios países han denunciado que se estaba haciendo mal y han recurrido la medida, por lo que lo más seguro es que la compra de la UE para 2012 no sea tan abultada por lo que nos enfrentaremos a dificultades», explica Peña.

Para afrontar esos problemas Bancosol se anticipa a ellos y ya trabaja en nuevas líneas de acción como afianzar y mejorar la obtención, conservación y distribución alcanzando acuerdos con cooperativas agrícolas. Ahora la siguiente fase sería aumentar su tiempo de conservación (a través de cámaras frigoríficas), entre otros proyectos que ya aborda el Banco de Alimentos de la Costa del Sol. El objetivo es dar servicio y atención a todas aquellas personas necesitadas que no logran subsistir.

Por si fuera poco, Peña indica que las donaciones de las empresas también han descendido de forma notable, ya que ajustan al máximo sus compras. Si bien señala que están logrando compensar esta situación implicando a más empresas y aprovechando donaciones que les exigen un sobreesfuerzo y que quizás antes no realizaban pero que ahora aceptan y ponen en marcha, implicando a quien sea necesario.