Llegar al último aliento con la libertad de poder decidir sobre los cuidados paliativos que una persona recibirá en cualquier circunstancia que le impida expresar su voluntad es un deseo que, en los últimos años, ha cobrado especial relevancia entre los ciudadanos.

El sufrimiento que engendra una experiencia traumática o el daño que arrastra la muerte de un familiar cercano son algunas de las motivaciones que, hasta hace poco, habían disparado la cifra de instrucciones médicas a observar por los facultativos en caso de pacientes impedidos con enfermedades irreversibles.

Sin embargo, la asociación Derecho a Vivir Dignamente (DMD) ha percibido una mayor conciencia en la sociedad sobre la muerte digna, consolidada –tradicionalmente– como un tema tabú, explicó su responsable en Málaga, José María García.

Desde 2004, la Consejería de Salud ofrece a los ciudadanos la posibilidad de cumplimentar, de forma gratuita, la voluntad vital anticipada. Un documento que consigna las preferencias de cada solicitante acerca del tipo de atención sanitaria. Málaga es la provincia andaluza que lidera las inscripciones de testamento vital, con más de 5.500 interesados que han decidido expresar cómo quieren ser tratados antes de morir, a través de un texto que permite dejar constancia del anhelo de no prolongar la vida mediante soportes mecánicos.

En los más de seis años que lleva vigente el registro andaluz de voluntades vitales anticipadas, según datos de la Junta, unos 21.000 andaluces han ejercido este derecho. Por provincias, Sevilla, que sigue a Málaga, tiene 4.311 declaraciones, 3.395 corresponden a Granada, 2.743 a Cádiz, 1.523 a Almería, 1.152 en el caso de Jaén y 805 son los interesados en Huelva.

A juicio de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), se trata de «hacer valer los derechos del aquejado, que es dueño de su vida y, por tanto, de su tratamiento clínico». Una actuación que el responsable del colectivo recomienda no sólo a personas de edad avanzada, sino también a aquellas «completamente sanas». Además, aconseja la presencia de testigos al redactar la declaración, de forma que hasta tres representantes avalen el testamento.

«Tener una buena muerte es un derecho más que debe conquistarse, lo que no implica la obligatoriedad de acogerse a él. Nadie tiene que vetar el tipo de fallecimiento», manifiesta el portavoz del colectivo.

Procedimiento

El primer paso para iniciar el proceso que garantizará llegar al final de la vida sin prolongarla a través de soportes mecánicos es, según el responsable de DMD, pedir cita al servicio Salud Responde para el registro de voluntades vitales anticipadas, que se encuentra en la Delegación de Salud de la capital malagueña.

El documento acreditativo, que puede descargarse desde la página web de la Consejería de Salud o bien recogerse en mano, especifica las actuaciones sanitarias a las que el paciente que no dispone de capacidad de sí mismo se someterá. El texto consta de un cuestionario, donde se concretan por apartados las distintas situaciones en las que el enfermo no dispondrá de tratamiento artificial.

Para solicitar este servicio, el único requisito que se exige es estar en plenas facultades psíquicas y haber cumplido 18 años. No obstante, todos los ciudadanos tienen derecho a modificar total o parcialmente en cualquier momento su testamento.

La declaración no es un documento de suicidio asistido, por lo que excluye todo acto de inducción a la muerte y alteraciones del ciclo natural del enfermo, recalca la asociación. El cumplimiento de este derecho lo tienen en última instancia los facultativos, para los que el testamento vital constituye además un texto de garantía jurídica. «Si la familia del enfermo denuncia a un médico por retirarle sonda nasogástrica y muere, éste se cubre las espaldas», sostiene.