Sexo, ruido, suciedad y vandalismo. Éste es el escenario con el que conviven de jueves a domingo los vecinos del distrito Cruz de Humilladero. La moda del botellón y la movida nocturna se imponen a la tranquilidad de los residentes, que comprueban impotentes cómo una multitud de jóvenes con vasos en las manos acude a la barriada en busca de fiesta y diversión. Tras años batallando contra esta práctica, cada vez más arraigada entre los adolescentes, y trasladando quejas al Ayuntamiento de Málaga por las molestias ocasionadas en el barrio, los vecinos ya no pueden más. Cansados de los gritos y de las reacciones desmesuradas de los jóvenes que se encuentran bajo los efectos del alcohol, han decidido denunciar al Ayuntamiento de Málaga ante su «dejadez manifiesta» y acabar con los problemas de insalubridad y seguridad.

En esta barriada, el fenómeno del botellón se ve alimentado por la actividad generada por dos discotecas: las salas Leblón y Boss. Estas macrodiscotecas ubicadas en la zona Oeste de la ciudad, en concreto en el Camino San Rafael y en la calle Juan Gris, reúnen cada fin de semana a centenares de jóvenes que generan conflictos de orden, de convivencia, de suciedad, de molestias y de ruido.

«Los vecinos están desesperados porque no pueden descansar durante el fin de semana. Viven en un auténtico infierno», asegura el abogado Manuel Huertas, representante legal de las asociaciones de Cortijo de Torres, El Duende y El Copo.

Según el letrado, ambas salas cumplen con las condiciones de insonorización tal y como obliga la normativa, pero «el ruido lo generan los jóvenes» que se reúnen en los alrededores. Por este motivo, los vecinos reclaman que este espacio sea declarado como zona acústicamente saturada.

«Los vecinos llevan años quejándose a la Junta de Distrito y denunciando a la Policía Local», pero no logran deshacerse de la presencia de jóvenes debido «a la dejadez» del Ayuntamiento. Así, según Huertas, estos jóvenes «están incumpliendo» la ordenanza municipal aprobada hace dos años y que, sin embargo, el Consistorio «no aplica».

Y es que los vecinos de la zona soportan cada noche la acumulación de residuos en las aceras, vómitos, actos vandálicos, destrozos en los vehículos y en el mobiliario urbano, así como la presencia de individuos manteniendo relaciones sexuales en los portales. «Se han dado casos de personas arrastrando contenedores por toda la calle y arrancando espejos retrovisores de los coches», asevera el letrado.

De este modo, Huertas afirmó que los vecinos, quienes han recogido ya más de 700 firmas, «demandarán al Ayuntamiento», aunque en este momento se está estudiando la posibilidad de presentar una denuncia o una querella.

La situación que se vive en esta barriada la sufren desde hace años otros tantos vecinos, entre ellos, los del Centro Histórico, muy especialmente durante la Feria de Día.

De hecho, cabe recordar que residentes y comerciantes denunciaron al Ayuntamiento de Málaga por la realización de «un gran botellón» en el entorno de la calle Císter ante el «mal estado de las calles, con orines, deposiciones, vómitos y preservativos», y el necesario refuerzo de Limasa, «con camiones de aspiración y baldeo, hace que el ruido sea insoportable, impidiendo el descanso de los vecinos hasta las cuatro o las cinco de la mañana».