«Estamos a tope, tenemos 400 perros y 300 gatos en un sitio pensado para 260 perros y de 180 a 200 gatos», resume Carmen Manzano, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales, una entidad sin ánimo de lucro que desde 2009 tiene la sede en terrenos municipales de La Virreina, a unos 200 metros del nuevo Centro Zoosanitario –la antigua perrera municipal–.

A los pies de Carmen Manzano corre Canelo, un perro al que le falta una de las patas delanteras pero que está lleno de energía. «Su dueño tenía cinco perros en calle Mármoles y nos llamaron porque se pelearon los cinco y no se le ocurrió otra cosa que separarlos a cuchilladas. Conseguimos recoger a Canelo y a su hermana y ahora se le han tomado medidas para hacerle una pata artificial», explica.

Una de las reglas de oro de la Protectora es no sacrificar a ningún animal. Eso hace que haya auténticas veteranas como Yakita, una mezcla de husky siberiano que ya estaba cuando la sede se encontraba en Los Asperones hace unos 8 años. «Es la más antigua y no hay quién la adopte porque no es de las que la veas y digas, me la llevo, pero es una perra muy buena que hemos tenido que operar de tumores y que llegó muy maltrada. Es una de las tantas invisibles que hay aquí», resume la presidenta.

Las mascotas tienen asegurada la vida pero eso conlleva gastos y problemas de espacio que se agudizan con la crisis. «Entre enero y febrero de este año nos entraron 119 perros y 60 gatos, ¿eso se puede asumir?», se pregunta. Carmen Manzano resalta que desde abril han bajado las adopciones, a la vez que cada vez entran más animales al refugio. «La gente joven que tiene su casa y su trabajo, cuando lo pierde no puede seguir de alquiler, regresa a la casa paterna pero sin el perro o el gato, que entrega aquí».

En cifras, en lo que llevamos de año la Sociedad Protectora ha tenido en sus instalaciones unos 1.500 perros, de ellos, han sido adoptados 562 por malagueños y 400 por asociaciones de Alemania y Finlandia, que los envían a estos países. «No es un número bajo de adopciones pero el problema es la cantidad de animales que nos entran», subraya.

Además, hay que tener en cuenta que la Protectora ha firmado un convenio con el Centro Zoosanitario por el que se hacen cargo de la recogida de animales cuando cierra la perrera municipal, que abre de lunes a viernes hasta las 14.30 de la tarde. «Nos hacemos cargo desde las 14.30 de la tarde hasta las 8 de la mañana, así como sábados y domingos y 24 horas los festivos».

Como resultado, en jaulas para tres o cuatro perros hay el doble y la Protectora ya está construyendo otros módulos, aunque a juicio de Carmen Manzano, la solución no pasa por aumentar los terrenos. «Con más terreno habría más perros y más agua y ya pagamos 2.000 euros de agua al mes y de pienso estamos gastando de 3.000 a 4.000 euros».

La Sociedad Protectora de Animales se financia gracias a las cuotas de sus 1.200 socios, muchas de ellas con la cuota mínima de 7 euros al mes porque la crisis aprieta. Aunque la aportación principal son los 60.000 euros que por ejemplo este año ha recibido del Ayuntamiento. «El alcalde tras escucharnos nos ha entendido y nos ha aumentado la subvención en un año de crisis, estamos luchando por mantener los ocho puestos de trabajo que tenemos porque nuestros animales están muy bien cuidados».

Para la presidenta de la Protectora, la única solución para frenar la llegada incesante de animales es concienciar a los dueños para que castren a sus mascotas. De hecho, todos los animales que son adoptados se entregan con chip, vacunados, desparasitados y esterilizados. «Lo de esterilizar no es porque seamos Mengele, un perro que está castrado no se pelea, no está tan inquieto, no te marca y es menos agresivo y en la perra le evitas tumores». Carmen Manzano enumera varios casos de perros que se han escapado de casa por el celo y hasta que han causado accidentes de automóvil.

Centro Zoosanitario

En el Centro Zoosanitario, actual denominación de la perrera municipal, la cuestión de la castración será pronto un requisito obligado al entregar un animal en adopción. Como explica Luis Medina-Montoya, director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga, «hemos presentado un concurso para que nos oferten la esterilización y cuando vengan a adoptar un animal se lleven un boletín para que lo esterilicen en la clínica gratis».

La situación física del Centro Zoosanitario dista mucho de la superpoblación de la Protectora. En la actualidad hay unos 120 perros y un número algo más alto de gatos. Las instalaciones tienen un certificado de calidad ISO y tanto las perreras como las gateras son individuales. Los perros abandonados, recogidos o perdidos se distribuyen en tres naves y se hace un estudio de la sociabilidad del animal para ver si puede ser adoptados y ser perros de compañía o bien perros de caza. En caso de que no cumplan ese requisito terminan siendo sacrificados.

«La crisis hace que se dejen muchos animales. Este año han entregado casi el doble de los que se recogen», cuenta Luis Medina-Montoya. Las cifras cantan: de los 461 perros recogidos por los servicios municipales en septiembre de 2010 –una empresa externa con una contrata hace la recogida– se ha pasado a 501 en septiembre de este año, mientras que el índice de perros adoptados ha pasado de 350 en septiembre de 2010 a 287 en septiembre de 2011, una bajada significativa del 18%. Por cierto que el animal más veterano de la institución es una pastora alemana que lleva desde julio de 2010 a la espera de ser adoptada.

En la misma línea, los perros cedidos a otras instituciones han pasado de 171 a 70 –en este sentido, la perrera municipal entrega mediante convenio ocho animales al mes a la Protectora–. Y ha subido el número de animales que son entregados al Centro Zoosanitario por sus dueños: en septiembre de 2010 fueron 1.086 y se ha pasado a 1.164 un año después (la subida es del 7,2 %).Tanto esta institución como la Protectora animan a los malagueños a seguir adoptando animales para frenar la situación.