Apenas cinco meses después del conflicto con los trabajadores de tierra, los aeropuertos españoles vuelven a ver crecer el fantasma de la huelga, esta vez de los pilotos de Iberia, a los que podrían unirse otros empleados de la compañía como los tripulantes de cabina o los colectivos de superficie. ¿La razón? La polémica creación de una filial de bajo coste por parte de la aerolínea, que, según el sindicato Sepla, envilecería las condiciones de trabajo y supondría cambios lo suficientemente despiadados como para justificar una amenaza que la industria turística considera injustificable; especialmente por su eventual afección al tráfico de pasajeros de las fiestas navideñas.

Las intenciones de los pilotos no sirven, en principio, para conjurar ese temor. El colectivo se reunirá el lunes próximo con el resto de operarios de Iberia para configurar un calendario de movilizaciones, lo que, en su caso, no impide que la convocatoria, en caso de persistir, se extienda a las fechas críticas de después del puente: su estatuto les permite acortar los plazos y hacer efectivo un anuncio con sólo diez días de antelación. Sepla considera, además, que los días festivos son los únicos en los que pueden aglutinar fuerza ya que, en el resto de jornadas, los servicios mínimos para los pilotos, cercanos al 95 por ciento, convertirían la amenaza en insignificante. «Esto le tiene que costar dinero a la compañía», declaró Sepla.

Joaquín Fernández Gamboa, vicepresidente de la Asociación Empresarial de Agencias de Viaje, recuerda que la presencia de Iberia se ha reducido sustancialmente en Málaga en los últimos años. No obstante, asegura que la convocatoria preocupa, especialmente si se concreta para las fiestas de Navidad, lo que supondría un nuevo «colapso» en los aeropuertos. «Confío en la responsabilidad de las partes y que llegue antes a una solución», resaltó.

La misma expectativa fue expresada ayer por el responsable autonómico de turismo en CCOO, Gonzalo Fuentes, quien se aferra a la posibilidad de un acuerdo que evite un movimiento con consecuencias negativas para el sector turístico; el único, puntualizó, que mantiene el vuelo a pesar del vendaval de la crisis. «A esta situación se ha llegado por culpa de los sucesivos gobiernos y su interés por fortalecer al sindicalismo corporativista, de élite», razonó.

La maniobra de los pilotos de Iberia también se encontró con la oposición tajante de Francisco Moro, vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), que empieza quien manifestó su cansancio hacia la sucesión de este tipo de alarmas. «Es una pena que nos utilicen siempre para sus propósitos, que se repitan estos chantajes», puntualizó.

Las palabras de Moro dibujan la sombra que planea desde el pasado año sobre todos los conflictos relacionados con el aeropuerto; el recuerdo, animado por las discrepancias de agosto, de los parones de los controladores aéreos.

Los pilotos consideran la creación de la filial como el inicio de una estrategia de British Airways, fusionada con Iberia, para envilecer las condiciones de esta última y convertirla en su propia low cost.

La OCU urge a revisar el derecho a huelga

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) anunció ayer su intención de interpelar al Gobierno para que regule de forma inminente el derecho a huelga y la posible confrontación entre éste y otros derechos esenciales que asisten a la comunidad, caso de la libertad de circulación. El colectivo urgirá al futuro Ejecutivo a adoptar medidas para evitar «al menos en los próximos días mayores daños a los usuarios». Según la OCU, los perjuicios derivados por los pilotos serían «bastante más graves» que lo que ellos sufrirían si no se cumplen sus reivindicaciones.