El boom del ladrillo no ha acabado con un paisaje de ensueño con vistas a Alhaurín de la Torre, la Sierra de Mijas, el valle del Guadalhorce y al fondo, en la lejanía, el mar. Continúan en el mismo emplazamiento las ruinas de la alquería del Conde de Mollina, donde se refugiaron Torrijos y sus hombres y un poco más arriba, a un tiro de piedra, el Lagar del Inglés, en el que vigilaba a su enemigo el gobernador de Málaga Vicente González Moreno.

El general José María Torrijos planeaba llegar en barco hasta el Rincón de la Victoria para iniciar su revuelta contra Fernando VII, pero fue interceptado por un bergantín a la altura de la Cala de Mijas el 2 de diciembre y tuvo que desembarcar de forma atropellada en la playa mijeña del Charcón, para luego escapar con sus hombres cruzando la Sierra de Mijas.

Acosado por los soldados realistas, terminó entrando el día 3 en la alquería del Conde de Mollina. Al amanecer del día 4 hubo un primer intento frustrado de las fuerzas de Fernando VII de tomar el cortijo.

Esteban Alcántara, historiador y miembro de la asociación histórico cultural Torrijos 1831 señala el muro reconstruido delante de la alquería, que seguramente recibió muchos impactos de bala. «Es lo único que han restaurado, en este parapeto quedó Vigil de Quiñones, abuelo del médico que sería uno de los últimos de Filipinas. Como estaba entre dos fuegos, aguantó ahí todo el día y al escuchar lo que decían Torrijos y sus hombres, fue pasando la información de los liberales», cuenta.

La construcción de Torrealquería en los años 70, dependiente de Alhaurín de la Torre, conllevó la casi total demolición de la alquería que dio nombre al poblado. Al parecer, el viejo cortijo era refugio de indigentes, hubo robos y alguien decidió su desaparición. En los años 80, sin embargo, comienza la labor de recuperación histórica gracias al maestro Carlos Mayorga y es en esos años cuando los propios vecinos de Torrealquería evitan la demolición de los restos de la torre árabe.

Por el camino se quedó también el intento de construir un chalé con los restos de la alquería, una esquina de la construcción primitiva, con un añadido moderno que, felizmente, no siguió adelante.

Esteban Alcántara, acompañado de miembros de la asociación, entra dentro de los restos de la alquería. Todavía hay hileras de ladrillos y piedra, construcción típica musulmana, aunque las tres ventanas supervivientes están enmarcadas en ladrillo actual. «En esta zona tenía el capataz su habitación, al lado de la campana, por aquí vio a Torrijos y sus hombres y por esta ventana sacó Torrijos la bandera blanca», señala Alcántara.

Los miembros de la asociación están convencidos de que pueden localizarse restos en toda la zona. «Aquí lo que hace falta es un buen trabajo arqueológico, podría haber documentos enterrados, incluso la bandera tricolor de Torrijos», cuenta el historiador.

La bandera tricolor no es la republicana, sino la bandera española con sendas listas azules arriba y abajo. Los soldados de Fernando VII localizaron dos banderas de este tipo en el barco que transportaba a Torrijos, aunque el general madrileño se sabe que se llevó una en su huida, ondeándola en la Sierra de Mijas. «Tuvieron que quedarse cosas y de hecho, la espada y la pistola de Torrijos se quedan aquí». A este respecto, José Cano, de la asociación, recuerda una historia acerca del hallazgo de una bolsa con armas de la época, de hecho, el supuesto localizador de esas armas le regaló una pistola, que aunque no dispara, ha conseguido restaurar.

Encima de la alquería hay un pequeño cerro, a medio camino entre el Lagar del Inglés y el puesto de Torrijos. Fue el lugar elegido para parlamentar con el gobernador de Málaga en la tarde del día 4. El gobernador engañó a Torrijos convenciéndole para que fingiera su rendición, asegurándole que, una vez conducido a Málaga, se llevaría a cabo el levantamiento contra Fernando VII.

La rendición tuvo lugar a las 8 de la mañana del día 5 de diciembre, pero a Torrijos y sus hombres sólo les esperaría la cárcel y la muerte en las playas del Bulto el día 11. Dio en Málaga la noticia de la captura un joven soldado que participó en el asedio, el futuro presidente del Gobierno el general Serrano. Entre los capturados, Francisco Fernández Golfín, uno de los padres de la Constitución de 1812. El valor histórico de la alquería, hoy asediada por el paso del tiempo, no tiene fin.