Durante el pasado mandato municipal trabajó prácticamente solo y consiguió mejorar los resultados electorales. Riguroso y enemigo de la estridencia política, se enfrenta ahora al reto de consolidar y ampliar la nueva imagen que el grupo municipal ha adquirido.

¿Qué nos dice de estos primeros seis meses de trabajo en la oposición?

Los resultados electorales han sido muy buenos. Han permitido que el grupo pasara de una persona en la práctica a tener tres concejales, por eso nuestro reto ahora es que el trabajo de estos cuatro años se multiplique por tres. Y se está consiguiendo, pues ahora mismo nuestra línea de trabajo es presencial en todos los sitios y de control del equipo de gobierno y eso se nota en nuestras iniciativas. A diferencia del otro grupo de la oposición, estamos manteniendo el mismo nivel e incrementándolo. Vamos a seguir en esa línea que supone un trabajo de oposición serio y riguroso y demostrando capacidad para gobernar esta ciudad, sin cambios.

En lo que queda por delante, ¿en qué va a poner el acento IU en su labor de oposición?

Partiendo de esa situación económica negativa que tenemos, pondremos el acento planteando un criterio de prioridades. La primera es la intervención pública para garantizar los mínimos sociales, es decir, lo que impida la exclusión social. No es posible que haya gente recogiendo alimentos de los contenedores de basuras o que la ayuda social se agote en febrero o marzo. En definitiva, que haya una parte de la ciudad que viva por debajo del umbral de la pobreza. Esa es la prioridad. ¿Cómo lo haremos? Pues controlando lo que hace el Gobierno y planteando alternativas. Las prioridades aquí son claras: empleo, atención social, equipamiento, cultura y una ciudad para vivir. Aquí no somos originales, sino que seguimos una línea que nos ha servido para ganarnos la adhesión de muchos ciudadanos. Nosotros creemos que el consenso tiene un sentido y si se abusa de él nos equivocamos. La oposición está esencialmente para fiscalizar y para plantear alternativas; y cuando hay que llegar a un consenso IU ha demostrado que siempre lo va a hacer, pero no podemos estar pidiendo perdón a la ciudadanía por haber quedado en la oposición. Nosotros estamos donde estamos y hacemos nuestro trabajo. Otros grupos tendrán que valorar si la línea que están siguiendo es la correcta o no, pues a veces el pasar de la hostilidad absoluta a prácticamente la inercia y el consenso en todo no es bueno.

¿No habrá, por tanto, correcciones de rumbos, matices en este nuevo curso político?

No. Políticamente la línea que hemos seguido estos cuatro años ha sido efectiva y ha permitido sobre todo que la gente nos conozca. Nuestro problema fundamental, en mi opinión, es hacer llegar nuestras propuestas, que son muy sensatas y razonables, a todo el mundo y se asuman como perfectamente viables, y es un gran problema. Todo lo que nosotros proponemos es de sentido común. Nuestro programa no es radical en lo más mínimo, es muy sensato y probablemente cualquier partido, en otro contexto histórico, lo aplicaría sin problema ninguno. El problema es que ya se ha derechizado tanto la acción de gobierno que nuestras propuestas parecen de una ruptura absoluta, pero son propuestas muy sensatas. Y eso es lo que tenemos que hacer, llegar a toda la población. ¿ Por qué íbamos a rechazar que nos conocieran en el ámbito de la Semana Santa malagueña, de las cofradías, de las peñas u otras entidades? Ese acercamiento ha dado resultado, los votos no han salido de la nada sino de gente que antes no nos votaban y ahora consideran que es positivo recuperar un apoyo a IU.

¿El Ayuntamiento es un buen ejemplo a la hora de un reparto efectivo del dinero y de administrar los recursos?

Evidentemente no es un buen ejemplo. Un poder público tiene que servir a los intereses generales que ahora mismo están en la defensa de los más débiles, de los que soportan una situación dura en lo social, aunque sin olvidarnos de nadie. Hay personas y colectivos que tienen una autonomía económica que les permite sobrevivir sin necesidad de apoyo público y otros muchos que no. Pero el Ayuntamiento no está haciendo ese papel. ¿Es tan importante dilapidar millones y millones en Art Natura, en comprar la marca de una televisión local, y así decenas de ejemplos? Ese dinero que se destina a eso es lo que los economistas llaman coste de oportunidad. Es decir, lo que se destina a una cosa deja de aplicarse a otra . Lo que hace ahora este Ayuntamiento no es el papel de un poder público que atienda a ese estado social. Creo que hay una enorme ruptura entre lo que hace el Ayuntamiento y lo que debe hacer. Los millones que se están empleado en el Museo Thyssen se están dejando de usar para actuaciones mas necesarias hoy día de apoyo a los que están en peor situación.

¿El actual recorte en inversión ayuda o no a activar el mercado y la actividad pública?

¿Es bueno destinar la inversión en los barrios lo mismo que el Ayuntamiento se gasta a fondo perdido en el canon de Art Natura? Es decir, en inversión directa en barrios, el Ayuntamiento va a gastar lo mismo que lleva pagado en el fiasco del Museo de la Gema; lo que se va a invertir en los barrios es lo mismo que se va en pagar a personal de confianza y órganos directivos. Está claro que es mucho más importante la inversión en los barrios pues ello significa capacidad para mejorar la vida de los demás. A nosotros no nos faltan argumentos. Iríamos área por área poniendo ejemplos de disparates y despilfarros. El tema es tener capacidad para llegar y así poder evitar que el PP siga gobernando la ciudad.

La idea es que siga al frente del grupo municipal.

La idea a priori es esa, pero evidentemente las circunstancias mandan en cualquier momento. Nunca he realizado afirmaciones absolutas. Me comprometí hace cuatro años, en circunstancias más difíciles que las de ahora, a estar esos cuatro años y he estado, mientras otro grupo de la oposición fue cambiando de portavoz constantemente. Ahora mi compromiso a priori es el mismo, pero si hubiera salido senador hubiera dejado la tarea municipal. La idea es seguir, pero como todo en la vida no hay que descartar absolutamente nada y menos cuando hay un banquillo magnífico y que sea conmigo o sin mí lo harán estupendamente.