La Sección Tercera de la Audiencia Provincial ha dictado una orden de busca y captura para el exedil de Marbella Esteban Guzmán Lanzat, condenado el pasado 19 de diciembre a seis años de cárcel en el marco del caso Minutas por los honorarios percibidos por José María del Nido gracias a su labor de asesoramiento del Ayuntamiento.

Pese a haber asistido a todas las sesiones de un juicio que se ha prolongado durante un más de un año, el procesado no fue a la vistilla de medidas cautelares pedida por la Fiscalía Anticorrupción tras la Navidad una vez conocida la sentencia, en la que el acusador público de este caso, Francisco Jiménez Villarejo, pidió su ingreso en prisión preventiva al entender que su condena, a seis años, era muy grave y podía existir riesgo de reiteración delictiva y de fuga. Si ello no era posible, reclamó que se le impusiera una fianza de 250.000 euros.

Su abogado dijo en esa vistilla, celebrada veinte días después de que se hiciera público el fallo, que no había podido ponerse en contacto con el cliente porque se había ido a Cuba a pasar la Navidad y a ver a su hija. En ese momento, el tribunal ya le advirtió de lo que podía suceder si no se presentaba. De hecho, en el auto que resolvió las medidas cautelares que pidió la Fiscalía sedaban a Guzmán cinco días para presentarse ante la Secretaría de la Sección Tercera, lo que no ha ocurrido finalmente.

La Sala decidió no enviar a ninguno de los cinco principales sentenciados a prisión, entre los que estaban Del Nido, el exregidor marbellí Julián Muñoz -siete años y medio de cárcel-, Modesto Perodia (seis años y cuatro meses), Guzmán (seis años) y Roca (cuatro). Ni siquiera fijó las fianzas solicitadas: sólo los obligó, junto a los cuatro sentenciados a penas menores -dos años-, a informar de su domicilio a efectos de notificarles las novedades, a dar cuenta de sus salidas y entradas en el territorio nacional y a comparecer ante el tribunal cuantas veces sean citados.

La medida levantó gran polémica en la opinión pública, al entender que los procesados han demostrado su inequívoca voluntad de aceptar las decisiones de la Justicia al haber estado presentes todos los días en la Sala para el proceso.

«Sólo cuando se pruebe que un condenado es un probable reincidente o prófugo se deben adoptar medidas cautelares», aseguraba el tribunal en el auto conocido el pasado 13 de enero. De hecho, el primer «signo de rebeldía», aclaraba la Audiencia, lo había dado Esteban Guzmán, quien sabía de su condena desde el 19 de diciembre y no acudió a la vista fijada para el 9 de enero.

Las defensas argumentaron que los encausados no podían volver a delinquir porque no cometieron más delitos desde que abandonaron Marbella en 2003; y tampoco iban a huir porque tenían arraigo social y laboral en diversas ciudades de la provincia.

Cuatro prófugos relacionados con la corrupción marbellí. Carlos Fernández se fue a hacer el Camino de Santiago en julio de 2006, después de que lo llamara el juez Miguel Ángel Torres a declarar, y jamás se le ha vuelto a ver. El exedil andalucista que formó parte del equipo de gobierno de Marisol Yagüe es el fugado más insigne de entre los relacionados con la corrupción en Marbella, pero no es el único. Fernández huyó en el seno del caso Malaya, pero Esteban Guzmán Lanzat lo hace en el del caso Minutas y se convierte ya en el cuarto de los prófugos.

El segundo en huir fue José Manuel Carlos Llorca, un oscuro personaje con un amplio historial delictivo: fue investigado en el marco del caso Ballena Blanca, sus tejemanejes también han sido investigados en el marco del caso Malaya y hasta estuvo implicado en la trama levanta alrededor de Fórum Filatélico y en la que resultaron perjudicados miles de españoles que perdieron parte o la totalidad de sus ahorros.

Sobre sus andanzas fuera del país han dado buena cuenta reporteros de investigación de diversas revistas, y se le divisó en Venezuela, aunque nada se sabe ahora de su paradero.

El tercero en huir fue el exedil de Marbella Francisco Javier Lendínez, aunque éste puso tierra de por medio cuando supo que otros exediles querían llegar a un acuerdo con la Fiscalía de Medio Ambiente para ingresar en la cárcel un periodo de tiempo pequeño a cambio de reconocer su culpabilidad en numerosos asuntos urbanísticos. Sabía que ésa no iba a ser su única condena, porque está imputado en Malaya y en varios procesos relativos a convenios urbanísticos irregulares.

A este trío de ases desaparecido se une ahora Esteban Guzmán, cuyo rastro se perdió en Cuba poco antes de la Nochebuena. Ahora sólo queda saber si volverá a España para cumplir con sus obligaciones para con la Justicia o seguirá en desconocido paradero.