¿Qué ha supuesto la Ley de Dependencia en la provincia de Málaga? Beneficiarios de esta norma, que actualmente están percibiendo alguna prestación, explican su experiencia y relatan lo difícil que, en ocasiones, es ser dependiente o cuidador de una persona necesitada.

La nueva norma se puso en marcha a mediados de 2007 y se ha aplicado de forma paulatina comenzando por los dependientes severos, pasando por los grandes dependientes y hasta llegar a los moderados. Ahora, el nuevo Gobierno ha planteado una moratoria de un año en su aplicación, lo que afecta directamente a miles de dependientes moderados. Actualmente se benefician en la provincia de Málaga (a 1 de enero de 2012) 29.500 personas de esta ley y hay concedidas 39.500 prestaciones -ya que un mismo beneficiario puede recibir más de un recurso-.

María Dolores/ Beneficiaria. 54 años.

María Dolores Rey, de 54 años padece esclerosis múltiple, una enfermedad que le limita el movimiento. «Los primeros síntomas aparecieron cuando mi hijo tenía año y medio y ahora ya tiene 30», indica.

La vida de toda una familia puede llegar a estar condicionada cuando en ésta hay una persona dependiente que requiere de ayuda para múltiples tareas cotidianas en el día a día. Afecta a la vida laboral del propio enfermo e incluso a la de los otros miembros.

María Dolores es de Tolox y ha estado muchos años trabajando en el campo, en la recogida de la aceituna. «Pero claro, no estaba asegurada. Me casé, me fui a Bilbao por el trabajo de mi marido, luego a Ronda y, finalmente, a Málaga», dice. «Hace 30 años que comenzó a manifestarse la enfermedad. Los brotes me iban produciendo secuelas hasta que me han dejado en una silla de ruedas. Ahora parece que tengo parada la enfermedad gracias a un suero», comenta. María Dolores en casa siempre está en silla de ruedas y recibe los cuidados de su marido y de su hija. «Me tienen que acostar, que levantar, que duchar, que vestir, me hacen la comida, todo», relata.

Hoy se ha levantado a las 8.30 horas. Toca fisioterapia y logopedia en la Asociación de Esclerosis Múltiple de Málaga. La lleva su marido que tiene que ayudarla además a entrar y salir del coche. Posteriormente, en casa, realiza manualidades mientras llega su hija, que le prepara la comida.

Ya por la tarde va a dar una vuelta con su marido, gracias a que María Dolores tiene una silla eléctrica. Éste y su hija están pendientes de sus necesidades. De hecho su marido solicitó la jubilación anticipada ante estas circunstancias, por lo que perdió cerca de 300 euros, que ahora ha logrado compensar más o menos con los 320 euros mensuales que percibe por la prestación económica al cuidador familiar. Lo comido por lo servido.

En estos momentos la familia al completo vive con la pensión de su marido. María Dolores es agradecida. «Me parece que la Ley de Dependencia está muy bien, es una ayuda, hay gente que tiene menos todavía que nosotros, que no cuentan ni con la paga de mi marido», dice.

Mª Ángeles/ Cuidadora. 46 años.

Mª Ángeles Hierrezuelo, de 46 años, es la cuidadora de su hijo Juanito, de 12 años, que padece espina bífida. Por ello percibe una prestación económica de 337 euros, una cantidad que es bien recibida, pero los costos y necesidades de una persona dependiente van mucho más allá, dice.

Para empezar, ella tuvo que dejar el trabajo porque le resultaba muy difícil cumplir los horarios, ya que hay que tener en cuenta que el pequeño Juan necesita continuas revisiones médicas además de otras atenciones. También tuvieron que mudarse para adaptar la casa para su hijo. Ambos residen entre Cártama y Coín en una casita, con su hermana Marina y su padre.

Aunque Mª Ángeles dice que no le pesa en absoluto cuidar de su pequeño, es justo resaltar su esfuerzo diario. Se levanta a las 6.00 de la mañana para que Juanito acuda a su colegio, en Málaga capital, porque los más cercanos al lugar de residencia actual no presentaban las condiciones de adaptación necesarias. Lo lleva y lo trae cada día. Juan realiza sus actividades deportivas, y su madre le echa una mano en múltiples tareas cotidianas y, por si fuera poco, colabora en lo que puede con la Asociación de Espina Bífida de Málaga. «La ley de dependencia es una ayuda, está bien, pero es sólo una ayuda. Tan sólo en farmacia las familias tienen un gasto muy importante y no te pagan nada. Yo lo agradezco, está bien, pero gastas mucho más. Y mejor no hablo de los problemas a la hora de cambiar de silla de ruedas, por ejemplo», indica.

Trinidad / Dependiente. 50 años.

A Trinidad Lozano Palomo, de 50 años, le diagnosticaron esclerosis múltiple con tan sólo 21 años. «Ya sólo puedo mover la cabeza y las manos un poco, para mover el dedo para el ordenador», dice.

Su hija recibe la prestación económica al cuidador familiar. 320 euros de ayuda. Trinidad ha sufrido hace poco tiempo un gran mazazo: la muerte de su marido. «La ayuda la recibía mi marido pero murió repentinamente de un infarto. Él era mis pies y mis manos, mi cabeza y mi todo. Se prejubiló porque era comercial y no podía viajar tanto por mí. Lo hacía todo», recuerda.

Ahora su hija compatibiliza sus estudios de Psicología con el cuidado de su madre y además requiere de los servicios de otra persona, porque necesita atención permanente e incluso del refuerzo de una grúa para acostarse o levantarse.

Su hobby es internet y emplea bastante tiempo en navegar por diferentes páginas, chatear o comunicarse a través de las redes sociales. «Por ejemplo, el otro día contacté con un chico de Perú que también está enfermo. Tiene 32 años y se ve obligado a vender caramelos en la calle para subsistir porque no recibe ni pensión ni ayuda alguna por parte del Estado», indica.

Trinidad estudió Económicas y trabajaba en una asesoría fiscal. «Mi pensión es de gran invalidez y me da para tirar. Todo es dinero», reseña. Paga hipoteca, y dice que los gastos para una persona dependiente son mayores, ya que, por ejemplo, puede coger el autobús pero, para desplazamientos largos o en los que se siente insegura, tiene que tirar de taxi. «Sola no me atrevo a hacer mucho recorrido. Todo nos cuesta mucho más caro. Si me voy de viaje tengo que alquilar una grúa además de pagar el hotel. Las adaptaciones son carísimas. Por ejemplo, un simple ratón para el ordenador me cuesta 400 euros», reseña.

Nieves/ Dependiente. 53 años.

Nieves Santamaría tiene 53 años y también sufre una discapacidad física a causa de «graves» secuelas de la poliomielitis. «Tengo un 97% de minusvalía, requiero de oxígeno, soy diabética, he tenido cáncer de tiroides. Físicamente lo mío es un milagro. Tuve un paro cardiorespiratorio», explica. Comenta que tuvo que adaptar completamente su casa y es su nuera la que recibe la prestación al cuidador familiar. Ahora su madre de 81 años se ha ido además a vivir con ella. Nieves denuncia que la ley no se aplique de igual forma en todos los territorios y que su madre a causa de su traslado de Burgos a Málaga haya quedado en un limbo y sin recurso hasta que pasen seis meses. Para Nieves la ley ha sido un avance teórico porque asegura que ella requeriría de un cuidador personal permanente.