La fusión entre Caja España-Duero y Unicaja sigue adelante, según insistió ayer el portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, saliendo al paso de las informaciones sobre la incertidumbre generada en torno al proceso.

De Santiago-Juárez remarcó que este proceso ha sido «difícil» desde que comenzó y que esta dificultad se mantiene, aunque la Junta de Castilla y León confía en que la operación finalmente llegue a buen puerto.

Además, solicitó «prudencia» y valoró el hecho de que el presidente de la entidad castellanoleonesa, Evaristo del Canto, vaya a convocar al Consejo de Administración para explicar en qué situación está el proceso de fusión con la entidad malagueña. Esta convocatoria se produce tres meses después del último consejo y a petición de UGT, que criticaba la falta de información del proceso.

De hecho, el secretario de UGT en Castilla y León, Agustín Prieto, desveló ayer que no ha sido el único consejero de la entidad financiera que ha pedido la convocatoria, sino que también lo han solicitado otros de los consejeros.

La incertidumbre sobre la fusión de Caja España-Duero y Unicaja surgió después de que la entidad con sede en Málaga defendiera la revisión del acuerdo de fusión tras el real decreto-ley de saneamiento del sector financiero, que endurecía las provisiones de fondos que tienen que hacer las entidades y que elevaban las de la caja castellanoleonesa a 1.140 millones de euros.

Esta normativa abre un nuevo panorama en el sector, ya que las fuertes exigencias de provisiones para Caja España-Duero pondrían en peligro el nivel de solvencia del banco resultante, ya que Unicaja sólo requeriría de 691 millones de euros, que cubriría sin problema.

Pese a estos problemas y a que Unicaja parece que condicionó la fusión a recibir ayudas del Banco de España, fuentes del sector financiero confirmaron ayer que la fusión ya se da por hecha. Así, los contactos entre técnicos de ambas cajas con el Banco de España prosiguen y están pendiente en breve -posiblemente hoy- de una reunión entre los presidentes de ambas entidades con responsables del Banco de España para hablar de este mismo asunto.

Se acaba el plazo. Mientras estas dudas y desmentidos trascienden, el plazo marcado por el Banco de España para culminar este proceso se acerca al final, ya que se establecía finales de marzo como fecha tope.

El miedo de la caja castellanoleonesa se centra en que puede perder la oportunidad de fusionarse con Unicaja, que es la única forma que tendría de evitar la intervención del Banco de España sobre la entidad. Precisamente la fuerte solvencia de la entidad malagueña le ha permitido negociar en una posición de ventaja durante el proceso de fusión, que le permitirá hacerse con el 70% de la futura entidad, pese a que cuenta con menos activos que Caja España-Duero.

A todo ello se suma que está aún pendiente de resolver un acuerdo laboral por las diferencias salariales entre el personal de una y otra entidad, favorables inicialmente a la plantilla de Caja España-Duero y que obligaría a un fuerte ajuste para homogeneizar las condiciones.