Son la cara y la cruz. José Báez Rivas, de nueve años, es tranquilo y algo tímido mientras que su hermano Sergio, de siete años, es más inquieto y extrovertido. Aunque tienen en común que las Matemáticas es una de sus asignaturas preferidas y otros gustos a la hora de divertirse como los videojuegos.

Ambos imparten talleres en la Asociación de Superdotados de Andalucía, pero también asisten a clases con el resto de sus compañeros. «En el caso de Sergio, nos dimos cuenta cuando tenía cuatro años, que veía hacer al hermano sus deberes de lectura. Y un día, me dijo el abecedario completo, sólo con verlo encima de la pizarra de clase», señala su madre, Virginia Rivas. En el caso del mayor, se dieron cuenta de sus capacidades posteriormente, «ya que él es más callado que su hermano. Fue una vez cuando estuvo en el psicólogo que nos dio también la noticia».

Y cada uno también cuenta con sus actividades extraescolares, en el caso de José con la informática mientras que Sergio se muestra muy interesado por el ajedrez. Precisamente el menor estudia en Tercero de Primaria, un curso superior al que debería estar matriculado.

«La gente suele tener una imagen determinada, pero son como los demás niños: les gusta jugar, ver pelis o los videojuegos. Y en el futuro, lo que quiero es que sean felices haciendo los que le haga ilusión», señala Rivas.