El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, informó ayer del balance cosechado en la lucha contra la criminalidad organizada que opera en la Costa del Sol, aunque también dio datos de Andalucía. En concreto, el año pasado fueron desarticulados 56 de estos grupos y hubo 659 detenidos, la mayoría de ellos de nacionalidad española. En toda Andalucía fueron desactivados 143 de estos grupos delictivos y hubo 1.860 personas detenidas.

La cercanía de Gibraltar y la importancia del ladrillo en la zona costera de la provincia ha propiciado que el litoral malagueño haya sido, durante años, un lugar de favorable acogida a las mafias organizadas que se dedicaban principalmente al tráfico de drogas y de armas.

Gibraltar, un paraíso fiscal que permite la creación de decenas de sociedades pantalla para ocultar los beneficios del delito; y la construcción, actividad ideal en la que muchos de los grupos lavaron sus ganancias durante de la pasada década, son los dos factores principales que han motivado el asentamiento de este tipo de organizaciones, aunque también hay más causas: por ejemplo, la maraña de urbanizaciones en los municipios de la Costa permite una existencia prácticamente anónima a estos criminales, que normalmente vienen a la provincia más a esconderse que a desarrollar su actividad delictiva.

La creación de la Fiscalía Anticorrupción, la progresiva especialización de las unidades policiales de élite y la aportación de expertos en Hacienda, contabilidad y economía han permitido aumentar porcentualmente la tasa de éxito en la lucha contra este tipo de organizaciones criminales, que también han descendido en número por la crisis.