Los talits son la casta más baja de India. Constituyen una comunidad marginada: su trabajo como jornaleros, escasamente remunerado e irregular, impide su acceso a unas condiciones de vida dignas. La Fundación Vicente Ferrer lleva años dedicándose a ellos. Anna Ferrer, viuda del cooperante recientemente fallecido, continúa la labor de su marido al frente de esta institución. Ayer estuvo en el colegio de Graduados Sociales para presentar una exposición fotográfica sobre la construcción de una escuela.

¿Qué supone para la Fundación Vicente Ferrer haber podido construir una escuela en una de las zonas más deprimidas de India?

Es una expresión de lo que pueden hacer muchas personas con una pequeña cantidad de dinero ofrecida por cada una de ellas. No es necesario tener a una sola que haga entrega de una gran contribución. Con este dinero, que se nos confía con mucho corazón y cariño, podemos hacer casas y escuelas. Y lo dan personas que quieren ayudar a otros que todavía no tienen las cosas básicas para vivir una vida digna.

¿Cuántos niños serán atendidos?

En la escuela serán atendidos entre 60 y 70 niños. Es una escuela de Primaria, pero es más que una escuela. Será también un edificio público, que también será usado por los estudiantes más mayores por las tardes. O por cualquier habitante.

¿No hay escuelas en estas zonas rurales?

Las escuelas del gobierno están en cada pueblo, pero los niños que pertenecen a esta casta de los dalits, que es la más pobre, pertenecen a la primera generación de estudiantes. Todos sus padres son analfabetos. En nuestra escuela de la fundación van a llevar a cabo tutorías.

¿Cree que en España podemos imaginar el nivel de pobreza que existe en India?

Es difícil imaginar las condiciones de vida de estas zonas. Y no es lo mismo que te lo cuenten a verlo. Su día a día lo hacen en el suelo: dormir, cocinar, comer... El 70% de la población de India vive en zona rural. No hay cuartos de baño porque no hay bastante agua. No hay suficiente comida para hacerlo dos veces al día: faltan proteínas, minerales y proteína. Y viéndolo también se puede comprender mejor cuánto ha hecho la fundación Vicente Ferrer en estos lugares.

¿La educación conseguirá sacar a estos habitantes de la pobreza extrema?

Las familias antes no creían en la educación. Los niños talits no estaban escolarizados. Las familias pensaban que la educación era sólo para las castas más altas. Ellos sólo se preocupaban de trabajar para ganar dinero y alimentarse. Ahora esto ha cambiado y piensan que la educación también es un derecho, gracias a todo lo que hemos hecho para concienciarles.

¿Por qué nacen tan pocas niñas en India?

El último censo de población indica que en los últimos años, a causa de los abortos selectivos y los infanticidios, han desaparecido seis millones de niñas. Cuando nace una niña, la familia piensa que asume una carga para toda la vida, por culpa de la dote, que incluso a las familias más pobres cuesta miles de rupias. Muchas veces, la familia del chico sigue pidiendo dinero incluso después de la boda y si la familia de la chica no puede dar más, empieza el maltrato en casa del marido.

¿La ley no prohíbe estas prácticas?

El sistema de dotes está prohibido por ley, pero India es un país muy grande, que vive en cientos de miles de pueblos. Y es algo tan arraigado en la cultura, que es practicado por ministros y representantes del gobierno, así que, de momento, es muy difícil que pueda solucionarse. Aunque los jóvenes ya empiezan a querer casarse por amor, pero aún el 80% de las familias conciertan las bodas.

¿Cómo se vive dándose a los demás?

Estoy feliz porque cuando veo las caras de las familias, voy a los pueblos o al hospital y me miran con mucha confianza que tienen en la fundación. Con mucho cariño. Yo sé que han progresado muchísimo. Me siento muy feliz, pero todavía hay mucho por hacer.