El deporte es una actividad más que saludable y Málaga cuenta con un clima envidiable -la mayor parte del año- para practicarlo al aire libre. Una actividad de ocio sencilla, beneficiosa para el cuerpo, la mente y de bajo costo. Ideal para estos tiempos de crisis que corren. Nunca mejor dicho.

Uno de los mayores placeres que regala esta ciudad es poder hacer footing a lo largo del paseo marítimo, bordeando el mar, con unas vistas de excepción y a pie de arena o de acera, cuestión de gustos. Los hay que optan por la carrera, pero cualquier paseante puede observar sin esfuerzo las múltiples actividades que realizan los malagueños en estos paseos como patinaje o bicicleta. Y es necesario emplear el plural lamentablemente porque la unión del litoral a través de un único paseo marítimo que enlace la ciudad de punta a punta y que la conecte incluso con otros municipios parece una ardua tarea que nunca, pese al paso de los años, los quinquenios y las décadas, llega a su fin.

¿Tan difícil es? El paseante, el ciclista o el corredor tiene que frenar su idílico trayecto porque no hay paseo marítimo para continuar en numerosos puntos y el footing pasa a convertirse en una carrera de obstáculos, hacia ambos extremos.

El arreglo, adecuación y rehabilitación de los Baños del Carmen ha sido un proyecto que ha copado páginas y páginas de periódicos desde tiempos inmemoriales. Y ahí sigue, medio en ruinas, desaprovechado e infranqueable. Pero ahora claro, comienza la campaña electoral y todos los partidos políticos -sea la competencia municipal, autonómica o estatal, da igual- echarán la culpa al contrario y prometerán una solución inminente y maravillosa.

Por lo menos el puerto de Málaga tras lágrimas y sudores ya es transitable, y todo un acierto. Ha pasado de ser un obstáculo a una zona revitalizada que el paseante y el deportista busca en su itinerario.

Continúa el recorrido. Paseo Marítimo Antonio Machado, Antonio Banderas y Sacaba, y se acaba el paseo marítimo, vamos. Y así que pasen 20 años. Ahora resulta que el Ayuntamiento de Málaga, que aseguraba allá por 2009 que había puesto a disposición de Medio Ambiente (el Gobierno) los terrenos para la continuación de la prolongación del Paseo Marítimo de Poniente y echaba la culpa a Costas de no cumplir con Málaga, no contaba la verdad. Dice nada menos que el Tribunal Supremo que esos terrenos son de propiedad privada y deben ser expropiados. Y seguimos igual. Lo único que da que pensar esta «estrategia» es que se trataba de dañar al contrario porque no era del mismo color político y no verdaderamente de acometer una actuación que reclaman los malagueños.

Cursos de dirección. Ahora resulta que los políticos hacen cursos de alta dirección, que deben servir como su nombre indica para aprender a dirigir y tomar decisiones sabias y administrar bien los recursos. Pero es que encima, a pesar de los generosos sueldos públicos que perciben, los cursos los realizan con cargo a fondos de los contribuyentes, mire usted que gracia. Y a tenor de los resultados no les deben servir de mucho. Quizás más de uno debiera darle un repasito a las materias, ya que nos hemos gastado el dinero... Sobre todo al Capítulo V: «Cómo hacer un paseo marítimo en menos de 75 años».