Encontrar un empleo se ha convertido actualmente en una verdadera quimera, lo que se traduce en que cada vez son más los parados de larga duración que van agotando todas sus prestaciones sin expectativas reales de revertir su situación. Unos 10.000 desempleados malagueños, en torno a 27 al día, han dejado de percibir prestaciones a lo largo del último año 2011 al haber agotado todas las modalidades de ayuda, según se desprende de las medias elaboradas por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que aún así sigue destinando una nómina considerable a pagar los subsidios de paro.

Concretamente, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) abonó el pasado año en Málaga un total de 868 millones de euros, lo que supone casi el doble que los 480 que se abonaban en el año 2006, cuando la provincia alcanzó un suelo histórico de sólo 67.491 parados inscritos en las oficinas del antiguo Inem y un tasa de paro del 9,9%.

Pero las cosas han cambiado mucho con la crisis, y de la ilusión de alcanzar la denominada tasa mínima de paro estructural -en Europa la colocan en el entorno del 5%-7%- se ha pasado a una realidad de pesadilla: 207.000 parados en Málaga y una tasa del 31,2% que tiene visos incluso de poder subir algo más antes de que llegue el verano y la temporada turística.

Pero el hecho es que, mientras sigue subiendo el número de parados, la inversión que el Gobierno destina a pagar las prestaciones por desempleo empieza ya a bajar -de hecho, en 2010, la nómina para pagar a los parados en Málaga fue de 954 millones de euros-, conforme acaban las ayudas para esos parados de larga duración que perdieron su empleo justo al comenzar la crisis, allá por el año 2008, siguen sin encontrar un puesto de trabajo. El último dato del Ministerio, correspondiente a este pasado mes de febrero, señala que en Málaga cobran prestaciones 119.000 desempleados lo que dejaría en la práctica a más 81.000 sin ningún tipo de ingresos. O lo que es lo mismo, cuatro de cada diez parados de Málaga, no cobra ya ningún tipo de prestación.

A efectos estadísticos, la cifra de parados desprotegidos coincide prácticamente con lo que el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) denomina «parados de larga duración», y que hace referencia a los desempleados que llevan más de

12 meses sin haber trabajado. Este dato ha aumentado hasta un 85% desde inicios de 2009, cuando la crisis económica empezó a reflejarse en toda su crudeza.

Los reproches de la CEOE. Los datos de las prestaciones por desempleo ha sido en las últimas semanas objeto de debate después de que el presidente de la CEOE, Juan Rosell, señalara que el dinero público para cubrir a los parados «no es ilimitado», quejándose de que en España los parados no hacen todo lo que pueden para encontrar un nuevo puesto de trabajo y que sólo cuando saben que van a agotar las ayudas, se ponen las pilas para «milagrosamente», encontrar empleo cuando les queda uno o dos meses para que se les acabe la prestación.

Rosell remarca que las estadísticas dan fe de ese comportamiento y que hay que «convencer» a los parados para que sean «activos en la búsqueda de trabajo».

«Me gustaría que la gente no llegase al mes 21, 22 o 23 y que se quedase en el mes uno, dos o tres, así habría más subsidios para la gente que no tiene nada. El paro tiene unos costes que son muy elevados, por lo que hay que aceptar la posibilidad de tener que aceptar la primera oferta de trabajo que llegue o quedarse sin dicha prestación», dijo Rosell. Sin embargo, la alta cifra de parados sin prestaciones, al menos la de Málaga, no parece darle la razón, como aducen los sindicatos.

«Si los desempleados no trabajan es porque obviamente ahora mismo no hay demanda de empleo. El parado no es una persona que juega con la prestación y rechaza ofertas hasta que ve que le acaba», comentan indignados los responsables sindicales, que están convencidos de los empresarios quieren acabar con el actual sistema de prestaciones por desempleo, un derecho que los trabajadores sufragan, no se olvide, a través de las cotizaciones sociales.

En esta dirección irían encaminadas, según UGT y CCOO, críticas como la de Rosell o la que hizo el presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE, José Luis Feito, sobre aceptar ofertas de trabajo «aunque sea en Laponia».

El 70%, con baja cualificación. Dicho todo esto, y por completar el cuadro laboral, también es preocupante que la formación de muchos de los desempleados de Málaga y sus aspiraciones laborales no parezcan ahora mismo las más adecuadas para hallar empleo. Y es que del total de parados de la provincia , el 70% tan sólo demanda ante el SAE puestos elementales de baja cualificación o trabajos ligados al sector hostelero, al comercial o al de la construcción, caso de camarero, dependiente, peón o albañil.

Las cifras destacan de esta forma las carencias formativas de buena parte de la población en paro, donde sólo un minoritario 10% -menos de 20.000 personas- pueden presumir de tener estudios postsecundarios, incluidos los universitarios.