Un sólo año, uno, con la crisis económica como telón de fondo que condiciona la salida al mercado laboral, y se ha triplicado la demanda de los universitarios malagueños para obtener una beca que les permita hacer prácticas en el extranjero. Buscan mejorar su currículum y también abrirse puertas que les permita mejores oportunidades y un futuro algo más halagüeño que el que puede esperarles en Málaga, donde hay 207.000 desempleados.

Entre los jóvenes, la tasa de desempleo supera el 40%. La rectora de la UMA, Adelaida de la Calle, en su calidad de presidenta de la CRUE, defendió esta misma semana que si bien es cierto que el paro se ceba con los más jóvenes, sólo afecta al 20% de los que tienen un título universitario. Es decir, que la formación académica es fundamental. Coincidían estas declaraciones con la publicación de una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que indicaba que lejos de disiparse la preocupación por la coyuntura económica, aumenta la inquietud de los españoles por el futuro. Nunca antes se habían registrado porcentajes de desconfianza sobre el futuro económico desde que el CIS pregunta, desde 1996, por este asunto. Un tercio de los españoles aceptaría irse al extranjero a trabajar.

El vicerrector de Estudiantes de la institución académica malagueña, Juan Antonio Perles, confirma este creciente interés de los alumnos por la movilidad y por llevar a cabo prácticas internacionales. Este año, sin ir más lejos, han sido 158 los alumnos que han presentado su solicitud para hacerse con alguna de las becas que ofrece el Ministerio y que complementa la propia Universidad. Se darán medio centenar de ayudas, según los pronósticos de Perles. El año anterior, sólo se fueron 27 alumnos y únicamente presentaron la petición 15 más.

Incremento progresivo. En realidad, se ha producido un incremento progresivo, ya que en el curso 2008/09 fueron 18 alumnos los que hicieron prácticas en el extranjero; 23 lo hicieron al año siguiente; y 27 el pasado. Las estancias medias alcanzan los cinco meses.

Según Perles, los destinos preferidos de estos estudiantes que quieren salir fuera son los países de habla inglesa, ya que esto también les sirve para familiarizarse con el idioma. Fundamentalmente el Reino Unido y los países nórdicos. En segundo lugar estaría Italia, por la relativa cercanía y facilidad de la lengua. En un escalón inferior se sitúan Alemania y Francia. «Y últimamente destacan destinos como la República Checa, ya que el nivel de vida es más barato y los estudiantes pueden así sacar más provecho del dinero que reciben con su beca», explica el vicerrector.

Málaga no sabe o no puede aprovechar a sus titulados superiores. El mercado laboral no permite a quienes terminan la carrera que puedan encontrar trabajo, por lo que se ven obligados a emigrar. La provincia es incapaz de atraer su propio talento y en sólo cuatro años, entre 2005 y 2009, según un reciente informe de Indicadores Sociales del Instituto Nacional de Estadística (INE), Málaga ha perdido 3.570 jóvenes con título universitario. «Así lo único que conseguimos es fagocitar a la sociedad», reconoce Perles.

Amortizar la inversión. La inversión que se dedica a la educación no revierte y son otros países los que se aprovechan de ella. «No sólo perdemos profesionales, también a jóvenes como una alta capacidad emprendedora que podrían crear muchos puestos de trabajo», señala el vicerrector de Estudiantes de la UMA.

Los sanitarios españoles y los ingenieros son muy demandados en muchos países europeos. «Reciben una mejor formación tanto en el ámbito teórico como en el práctico y reciben interesantes ofertas para incorporarlos a sus plantillas», añade.

En la otra pata de esta mesa se asientan las becas para estudiar fuera. En los tres últimos años se han ido un total de 2.112 alumnos de la UMA, principalmente a través del programa Erasmus, según se recoge en la estadística facilitada por la Universidad de Málaga. Llama también la atención el incremento producido, ya que si en el curso 2008/09 fueron 587 los estudiantes que hicieron las maletas para completar sus estudios en otros países; en el curso 2010/11 fueron 851 alumnos, es decir, 244 más. En sólo tres cursos.

Y cada vez son más los universitarios que no se conforman con viajar por Europa, sino que piden destinos como Asia y Oceanía.