Casi nueve meses después de iniciarse, la integración de Unicaja y Caja España Duero tendrá finalmente un final feliz, aunque para ello las dos entidades han tenido que hacer filigranas financieras y solicitar ayudas públicas para sanear el lastre que suponían los activos inmobiliarios dañados de la entidad castellanoleonesa, un obstáculo que llegó a poner en riesgo el éxito de la operación durante estas últimas semanas por los nuevos requisitos de la reforma financiera aprobada por el Gobierno el pasado 3 de febrero.

Para adaptarse a estas nuevas circunstancias, los consejos de administración de ambas entidades aprobaron ayer –ambos por unanimidad– una fórmula no usada hasta ahora en el sector por la que el banco creado por Caja España-Duero (denominado Ceiss) actuará oficiosamente como banco «malo», al recibir 475 millones de euros en ayudas públicas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB 3) con los que reparar los problemas de su exposición al ladrillo. El banco de Unicaja, por su parte, será el vehículo en el que las dos entidades iniciarán su andadura conjunta, ya que el Ceiss adquirirá un 30% del banco de Unicaja y traspasará al mismo todo su negocio, ya saneado, según explicaron ambas en el comunicado conjunto que emitieron pasadas las 20.30 horas.

La fórmula escogida, que ayer mismo fue comunicada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), obligará a modificar próximamente el contrato original de integración para adecuarlo a esta nueva situación, aunque lo importante es que Unicaja no tendrá que responder de la situación del Banco Ceiss, que suma ya 1.000 millones de euros en ayudas públicas y cuya garantía de devolución tendrá que afrontar en exclusiva.

El grupo Unicaja/Ceiss se constituirá así como el tercer mayor grupo financiero de cajas de ahorros, con unos activos totales de 80.000 millones de euros y un volumen de negocio bancario de 120.000 millones. Sin embargo, el nuevo grupo confirmó ayer mismo su aspiración de «avanzar en el proceso de consolidación del sistema financiero español, mediante la configuración de entidades más fuertes y eficaces». Dicho de otra forma, que para nada cierran la puerta a la posibilidad de pactar nuevas integraciones.

Lo que sí queda inmutable es el reparto acordado en su día: Unicaja tendrá el 70% del control del banco conjunto y Caja España-Duero, el 30% restante. Así el reparto de consejeros del nuevo banco no varía de lo ya conocido (10 por la parte malagueña y 5 del Banco Caja España-Duero), mientras que el presidente previsto seguirá siendo Braulio Medel, tal como se acordó en el primer acuerdo, y el consejero delegado, Evaristo del Canto.

El plan orquestado por Medel, para salvar la fusión parte del principio básico de garantizar la «máxima solvencia» del proyecto, con el objetivo de mantener una ratio de capital principal superior al 10% tras reforzar de manera significativa las provisiones para posibles deterioros futuros de activos.

Para alcanzar estos objetivos, el plan prevé, entre otras medidas, el mantenimiento de los 525 millones en participaciones preferentes que Banco Ceiss tiene ya concedidos por el FROB 1, a los que se añadirían los nuevos 475 millones concedidos en obligaciones convertibles –denominados en el argot como Cocos–, a emitir por Ceiss y a suscribir por el FROB. La garantía de estos 1.000 millones corresponderá «exclusivamente» a Ceiss, que tendrá que devolver el dinero a un 8% de interés y con un plazo de hasta ocho años, siempre que la entidad tenga la suficiente solvencia para ello, según explicaron a Efe fuentes de esta entidad.

Por su parte, Unicaja Banco tendrá abierta, por si la necesita para apuntalar la firmeza del proyecto, una línea de disponibilidad de obligaciones convertibles a partir de los 375 millones de euros y que tendrá un límite de 1.025 millones.

El nuevo grupo Unicaja / Ceiss, aunque con presencia en prácticamente todo el ámbito nacional, tiene una implantación principal en Castilla y León y Andalucía, «territorios con los que se mantiene una especial vinculación, y a los que a partir de ahora, gracias a la fuerza del nuevo proyecto, se pretende servir más eficazmente».

Tras la aprobación del plan, las cajas tendrán que retomar aspectos como la mesa laboral con los sindicatos, aunque ya sin la «espada de damocles» del 31 de marzo, plazo máximo que daba el Banco de España para conocer el plan de Caja España-Duero para cumplir con las nuevas provisiones exigidas.

Las primeras reacciones políticas en Castilla y León fueron de alivio. El secretario de Organización del PSOE regional, Pedro Muñoz, consideró que el acuerdo repercutirá en beneficio de los trabajadores de la entidad y de los empresarios de la comunidad.