El mero hecho de ir a hacer la compra se ha convertido, con el paso de los años y el agravamiento de la crisis económica, en un reto. Cada vez que se llena el carro de la compra, sale un poco más caro. De hecho, desde la llegada del euro, salir con la compra hecha de cualquier supermercado cuesta a todos los españoles 60 euros más que en 2001. Al menos esto es lo que afirma un reciente estudio llevado a cabo por Actibva, una web especializada en finanzas del BBVA que, tras cotejar los precios de los bienes de consumo desde el 2001 hasta el 2011, constata cómo el precio de la cesta de la compra ha aumentado hasta un 60% mientras que los salarios de los españoles sólo lo han hecho un 14% en todo este tiempo.

Así, un matrimonio tipo con dos hijos, una hipoteca y varias letras de un coche aún por pagar, se las ve y se las desea para poder comprar lo necesario para cada semana sin rebasar los menos de 140 euros que tienen reservados sólo para su alimentación y algunos gastos corrientes. Según explican las asociaciones de consumidores, por este motivo las familias buscan cada vez más las ofertas en los supermercados, los alimentos sencillos y las marcas blancas. Incluso se perciben cambios en la dieta, cambiando carne y pescado fresco por precongelados.

Y no es para menos. Los resultados de esta comparativa, extraídos a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), muestran a las claras cómo los productos de primera necesidad son los que mayores aumentos han experimentado en su precio. Alimentos tan básicos como los huevos o las patatas han pasado a costar un 115% y un 116% más respectivamente, mientras que el pan ronda casi los tres euros (un 61% más) y las conservas de marisco y de pescado se han encarecido prácticamente hasta valer el doble (un 104%).

Pese a que el aumento de todos estos valores ha sido lento y relativamente gradual, lo cierto es que, céntimo a céntimo y día tras día, el coste de vida para los españoles ha aumentado hasta cotas difíciles de mantener, y el recurso a las marcas blancas ya no es sólo una opción sino una obligación para muchos.

Precisamente, el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, se refirió recientemente con «preocupación» a este fenómeno con motivo de la presentación del informe sobre consumo alimentario en el hogar de su Ministerio. Una tendencia que sitúa la cuota de consumo de estas marcas blancas en casi el 44% durante el 2011. El estudio en cuestión muestra además que el gasto español en la cesta de la compra se situó en 67.520 millones de euros el pasado año, lo que representa un incremento del 0,6% respecto al año anterior.

Todo ello debido a la subida de un 1,3% más del precio medio de los alimentos, efecto directo de que la demanda bajara un 0,7% en el mismo plazo.

Con la calculadora en la mano. Con una inflación de los precios que ronda el 30% y unos altos niveles de precariedad salarial y laboral que afectan tanto a los más jóvenes como a los menos, la única solución para llegar a fin de mes pasa por recuperar costumbres como la de realizar una «contabilidad familiar» y «olvidarse de caer en más financiaciones y pagos a plazos para costear los gastos», según portavoces de la Unión de Consumidores (UCE).

Entonces, ¿cuáles son las claves para contener gastos y no jugársela de cara al temido fin de mes? La UCE lo tiene muy claro: hemos de ser más conscientes que nunca de nuestras posibilidades económicas, intentar trazar un presupuesto «realista y ajustado a las necesidades familiares» y diversificar la compra en varios hipermercados para así «aprovecharnos de las ofertas de las diversas marcas en cada uno de estos centros».