En el turno de noche, mientras trajinaba con los quehaceres del almacén, Benjamín Pérez, con nombre de corredor de fondo, fantaseaba con la gloria olímpica. Desde el pasado octubre, relata, sabía que tenía muchas posibilidades de transportar la antorcha, pero no quería soltar la liebre, en parte por superstición, y también por el exhaustivo escrutinio al que fue sometida su candidatura. Ahora puede decirlo. Madrid no triunfó, pero él lo ha logrado. El próximo 25 de junio, en Inglaterra, será el único malagueño que corra con la llama de los griegos firmemente apretada en la mano, la misma que ayer utilizaba para atender los recados del oficio. «Todavía no lo he dicho en el trabajo. Espero que me dejen los días libres».

A poco más de tres meses del inicio de la competición, Benjamín, de 33 años, suena escandalosamente tranquilo. Da la sensación de que está acostumbrado a pasear por Gran Bretaña, pero, la verdad, confiesa, es que aún le cuesta asimilarlo. No tanto el viaje a Inglaterra, que ya conoce, como la carrera con el fuego olímpico. Al principio, afirma, pensaba que era una broma. Ni siquiera recordaba que había participado en un concurso organizado por Samsung, a través de Facebook. «Lo hice porque me gustaba el deporte, pero no creí que iba a salir elegido», señala.

En octubre, recibió la primera llamada de la organización. Desde entonces, lo ha mantenido en secreto. Los únicos avisados de la futura gesta fueron los miembros más cercanos de la familia, a los que se lo comunicó, sin demasiada convicción, la noche de su cumpleaños. «Quería primero terminar el papeleo y tenerlo seguro», indica.

Detrás de Benjamín, empleado de almacén, se entrevé hoy un privilegio que lo emparenta con Induráin, Sánchez Vicario y hasta con Kiko, el futbolista de las flechas. El malagueño prefiere mantener los pies en el suelo, aunque sea únicamente para aportar firmeza al paso de la antorcha. Al igual que el resto de los doce ganadores del concurso, participará en la carrera de relevos prevista para transportar el símbolo el día 25, entre Parson Cross y Sheffield, a poco más de dos horas en coche de Londres, el final del recorrido. Serán un total de trescientos metros con todo el prestigio de la competición confiado al esfuerzo de sus piernas. «Me han preguntado de todo. Desde la capacidad física a mi currículum. Es lo lógico. No quieren tener problemas», resalta.

La antorcha de las Olimpiadas será encendida el próximo 10 de mayo, en Grecia, y partirá directamente desde allí hasta Gran Bretaña. La organización no quiere asumir riesgos y reserva el espectáculo de la llegada a las carreras por el suelo de Inglaterra. Una de ellas, al menos, tendrá esta vez acento malagueño. Durante trescientos metros; todo un símbolo, una medalla.