Con cada nueva estación y desde el año 2007, los investigadores integrados en el proyecto español Radmen estudian y analizan la temperatura, salinidad y el pH de nuestras aguas. En esta ocasión, la investigadora malagueña María del Carmen García se encarga de dirigir desde el buque Enma Bardán los entresijos de este plan, que trata de determinar la evolución del Mediterráneo. Así como detectar el impacto del hombre en los ecosistemas marinos y sus consecuencias, tanto inmediatas como a largo plazo.

¿Qué consecuencias, inmediatas y evidentes, está dejando el cambio climático?

El cambio climático afecta tanto a las condiciones ambientales en la vida sobre los continentes como en los mares. Podemos decir que los principales efectos son un aumento de las temperaturas, tanto las del aire como las del agua, y una alteración de las precipitaciones. Decimos alteración porque en algunas zonas del planeta aumentarán las precipitaciones, mientras que en otras, como es el caso del Mediterráneo, disminuirán, lo que se traduce en un aumento de la salinidad del mar. La concentración de estas sales por cada litro de agua aumentará y, de hecho, ya lo está haciendo en el Mediterráneo.

¿Cómo se traducen estos datos en el litoral malagueño?

Resumiéndolo mucho, la temperatura de las aguas aumenta. Este aumento es parecido al que experimenta el aire que está en contacto con la superficie del mar, un incremento entre 0,5 y 0,7 ºC a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de XXI. Cada año es un poquito más cálido que el anterior. La temperatura y la salinidad del mar a lo largo de muchos años aumenta, lenta y constantemente en el Mediterráneo. Otro de los efectos es el aumento del nivel del mar, aunque el Mediterráneo ha sido una excepción. Durante gran parte del siglo pasado, mientras el nivel del mar subía en la mayor parte del mundo, ciertas particularidades oceanográficas del Mediterráneo hicieron que ese aumento no se notara. Algunos estudios actuales apuntan a que la velocidad a la que se produce este ascenso se está acelerando.

Desde hace unos años hasta la actualidad, ¿cómo han cambiado las aguas de la bahía de Málaga y la Costa del Sol?

Sabemos que hay cosas que están cambiando. Las aguas se van haciendo más cálidas y saladas y el nivel del mar está subiendo, aunque el aumento aún no ha sido alarmante, otra cosa será en el futuro si no se toman medidas. Aún nos queda mucho trabajo por hacer para determinar en qué medida estos cambios del clima pueden alterar los ecosistemas.

Y estos cambios ¿cómo pueden afectar a la fauna marítima de Málaga?

Una de las principales preocupaciones de los oceanógrafos y de la sociedad en general es cómo pueden afectar estos cambios del clima a los seres vivos, algunos de los cuales son fuente de alimentación para nosotros. No tenemos una respuesta tan clara como cuando hablamos de los cambios medioambientales. Si los nutrientes disminuyen, los seres unicelulares (fitoplancton) podría disminuir, o simplemente cambiar unas especies por otras. Los animales microscópicos (zooplancton) que se alimentan del fitoplancton también sufrirán cambios, y a su vez, las larvas de los peces, o incluso peces adultos que se alimentan del zooplancton se verá afectado, y así hasta llegar a aquellos peces más grandes que se alimentan de otros más chicos.

¿Qué parte de culpa tenemos los seres humanos en todo esto? ¿Con qué pequeño o gran gesto podemos contribuir a frenar este proceso?

El cambio climático no es un problema aislado. No tratamos el medio ambiente de forma respetuosa y sostenible. Debemos cambiar nuestro modelo energético, apostando por energías renovables y limpias, aparatos más eficientes, hacer un tratamiento de los residuos y a su vez disminuirlos. En una sociedad globalizada debemos apostar por un modelo sin desigualdades: es muy difícil conseguir que países con altísimos índices de pobreza empleen el dinero en reconvertir sus escasas industrias o realizar tratamientos de residuos. Cada uno de nosotros debemos aportar nuestro granito de arena con nuestro comportamiento día a día, pero, sobre todo, debemos exigir a nuestros gobernantes que estos problemas medioambientales ocupen un lugar preferente en sus agendas.

La sequía que estamos empezando a padecer en Andalucía, ¿cómo puede afectar a la vida de los mares?

Hay estudios que relacionan los periodos de sequía o de lluvias con la aparición de medusas en verano. Según sean los años lluviosos o secos o dependiendo del número e intensidad de los temporales, puede variar la supervivencia de las larvas de ciertos animales marinos y por tanto, habrá una repercusión en la posterior abundancia de estos seres. En principio, un año o varios años de sequía entran dentro de lo que pueden considerarse ciclos naturales y no debería tener consecuencias especiales. Otra cosa es si cada vez estos periodos de sequía se van haciendo más frecuentes o más intensos, lo que puede llegar a ser una amenaza real en estos momentos.

TRABAJO

¿En qué se basa el proyecto Radmen?

Se trata de un gran esfuerzo económico pero sobre todo humano, para tratar de hacer un seguimiento lo más exhaustivo posible de cuáles son las condiciones medioambientales de nuestro Mediterráneo.

ESTACIONES

¿Por qué una expedición cada trimestre?

Durante cada una de las estaciones, los oceanógrafos y oceanógrafas del IEO escrutan nuestras aguas desde Málaga hasta Barcelona, incluyendo las Islas Baleares y miden las concentraciones de oxígeno, nutrientes, toman muestras de fitoplancton, zooplancton miden las concentraciones de CO2, la temperatura y salinidad de nuestras aguas con el objetivo final de tener una visión de cómo son las aguas que nos rodean.