La detención de un hombre el pasado lunes por parte de la Policía Local de Málaga por un presunto delito de daños al prender fuego a dos contenedores de basura supuso el primer arresto del año de este tipo por parte de este cuerpo, pero ni mucho menos la primera intervención relacionada con actos vandálicos.

Según fuentes oficiales de la Policía Local, sólo durante los dos primeros meses del año sus agentes realizaron 103 servicios relacionados con la quema de contenedores, papeleras y algún vehículo. La cifra toma mayor relevancia si se compara con los datos del año pasado, cuando los agentes municipales realizaron 331 servicios. En los dos primeros meses de este año ya se ha alcanzado prácticamente un tercio de la cifra del pasado año.

Al imputado del pasado lunes, las fuentes aseguran que en los últimos tres años se han contabilizado una quincena que dibujan el perfil de hombres de entre 19 y 51 años, entre los que hay pirómanos reincidentes, desequilibrados y delincuentes comunes con antecedentes por robos, amenazas y lesiones. Desde la Policía Local de Málaga aseguran que hay detenidos que reconocen los hechos con naturalidad. «Hay de todo. Vándalos, personas con problemas psicológicos y el que asegura que lo hizo por un impulso

inevitable», dice un portavoz del cuerpo.

Robo de aceite usado. Otro suceso descubierto recientemente que fue advertido ayer por la concejala de Medio Ambiente, Ana Navarro, es el robo del aceite usado procedente de uso doméstico que los ciudadanos depositan en unos contenedores distribuidos por el Ayuntamiento en diferentes puntos de la ciudad. Navarro señaló que la empresa encargada de recoger estos aceites usados ha comprobado desde primeros de año el robo de miles de litros depositados en estos contenedores que los ladrones rompen para extraer el líquido.

La razón es la existencia de un «mercado negro que compra de manera ilegal estos aceites para dedicarlos a la fabricación de combustible de biodiésel». Se trata de personas o de empresas no homologadas que «trafican» con este aceite usado y provocan que otras personas «se dediquen a robarlo para venderlo». La empresa dedicada a recoger estos aceites ha notado un descenso del 20% respeto a 2011.