El Hospital Regional Carlos Haya ha incorporado un novedoso tratamiento quirúrgico capaz de devolverle la autonomía a un enfermo de parkinson en estado avanzado. Esta cirugía es en definitiva una estimulación cerebral. Consiste en la aplicación de electrodos en los núcleos cerebrales previamente identificados –a través de resonancia y TAC se determina cuáles son los que no funcionan de forma correcta o causan esa alteración–.

El parkinson es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva que se origina por la destrucción de neuronas dopaminérgicas que actúan transmitiendo información en el sistema nervioso central. Esta pérdida de neurotransmisores produce en el paciente alteraciones del movimiento, tales como temblores en estado de reposo, rigidez muscular, movimientos lentos (bradicinesia) e inestabilidad postural, aunque también pueden presentar alteraciones cognitivas y otros síntomas no motores.

La técnica llega a Málaga. La técnica ya se aplicaba en Andalucía pero no en Málaga hasta la incorporación reciente en Carlos Haya. Hasta la fecha ya han sido intervenidos dos pacientes con éxito. Pero es que además el complejo hospitalario malagueño emplea una técnica única en la región, más avanzada, que se denomina «nexframe», sin marco, y que es menos aparatosa. «El paciente está más cómodo, le otorga mayor movilidad y es más fácil la exploración neurológica del paciente, que además tiene que estar despierto para poder colaborar con los médicos», comenta la neurocirujana de Carlos Haya Andrea Arcos. El facultativo comprobará la respuesta del paciente a cada estimulación, valorando si mejoran o no los síntomas, como el temblor o la rigidez.

De lo que se trata es de modular la actividad de una zona específica del cerebro mediante la emisión de corriente, a través de un electrodo colocado minuciosamente en dicho punto previamente determinado a través de pruebas. Esos estimuladores son alimentados a través de una batería –colocada en el abdomen–, y en los días siguientes a la operación se mide la respuesta y se determinan los parámetros específicos para cada paciente, explica la especialista.

Resultados satisfactorios. Los resultados son más que satisfactorios y pueden llegar a devolver a un enfermo de parkinson «totalmente» dependiente la autonomía. Este tratamiento mejora la calidad de vida del paciente, posibilita reducir los fármacos que ingiere, disminuyendo por tanto los efectos secundarios de la medicación, aminora los temblores, los movimientos lentos y le posibilita que pueda realizar sus actividades diarias solo.

Pero claro, este tratamiento quirúrgico no se aplica a todos los enfermos de parkinson. La valoración del enfermo la realiza un equipo multidisciplinar compuesto fundamentalmente por el neurólogo, el neurofisiólogo y el neurocirujano, explica Andrea Arcos. Está indicado en pacientes diagnosticados de enfermedad de parkinson con más de cinco años de evolución, con discapacidad funcional severa y deterioro de su calidad de vida, con buena respuesta clínica al tratamiento con fármacos –dopamina- en el nivel requerido (más del 30%), y que no presentan deterioro cognitivo ni lesiones cerebrales que dificulten o impidan la técnica quirúrgica.

En la consulta de Trastornos del Movimiento de Carlos Haya se atiende a unos 400 pacientes diagnosticados de enfermedad parkinson. La neurocirujana comenta que esta cirugía funcional se aplicará además en un futuro a la distonía o a trastornos psiquiátricos como la depresión o el trastorno depresivo-compulsivo.