Miles de jóvenes se concentraron ayer en las inmediaciones del Auditorio de Málaga, en el Cortijo de Torres, para hacer un macrobotellón y celebrar así la «Fiesta de la Primavera». El evento fue convocado y organizado a través de las redes sociales y del boca a boca, indicaron a este periódico algunos de los jóvenes allí reunidos. Entre 9.000 y 12.000 personas, dependiendo de la hora del día, se llegaron a reunir en este espacio, señalaron fuentes policiales.

Sonidos de timbales, bebidas y mucha fiesta. Esta estampa habitual hace años en la ciudad sorprendía ayer por lo inusual, ya que existe una ordenanza del Ayuntamiento de Málaga que prohíbe este tipo de concentraciones sin autorización expresa, permiso con el que no contaban.

El botellón arrancó tímidamente en torno a las tres de la tarde, pero horas después el éxito de la convocatoria fue más que notable. Aunque hasta última hora de ayer no se produjeron altercados ni incidentes de gravedad, los comerciantes del polígono La Estrella sí estaban trasladando quejas ante el comportamiento poco cívico de algunos jóvenes que utilizaban la calle como urinario.

El concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Málaga, Julio Andrade, explicó que al inicio de esta cita –que no estaba oficialmente convocada y para la que no habían solicitado autorización– la Policía Local comenzó a informar y a multar a los jóvenes, ya que este tipo de concentraciones para beber alcohol en la calle están prohibidas en la ciudad. Pero, posteriormente, ante la llegada masiva de jóvenes, se optó por pasar a labores de control, seguridad y de prevención de altercados, ya que el volumen de personas era inabarcable. La Policía Local también estaba realizando controles de alcoholemia.

El hecho se repite. No es la primera vez que ocurre este hecho en la ciudad, ya que el 25 de marzo del pasado año cinco mil jóvenes se concentraron también en el Cortijo de Torres en un macrobotellón. En esta ocasión el lugar elegido fue el campus universitario de Teatinos, pero el perímetro se cerró a cal y canto y los jóvenes se trasladaron.

Este año han sido aún más cautos en la convocatoria. «Ha funcionado muy bien el boca a boca», comentó Ángela, una estudiante de Magisterio que se encontraba ayer en el macrobotellón.

Una cita a la que acudieron incluso personas de fuera de la ciudad como es el caso de Iván, de Alicante, que adelantó su visita a Málaga para ir a esta fiesta informado por un amigo suyo que es estudiante de Económicas. Había grupos más improvisados y otros muy doctos en la materia como el de Samuel, que iban ataviados con gorros, carro de la compra, bebidas y algo para picar. «Nos gustó el año pasado y este año hemos quedado 25 amigos, hemos ido al supermercado y nos hemos venido para acá», comentó.