Scott Harrison ha vuelto a las andadas lejos del cuadrilátero. El excampeón mundial del peso pluma entre 2002 y 2005 que pasó dos años y medios de cárcel en España por un incidente etílico y violento en Alhaurín el Grande fue detenido hace unos días en Glasgow después de otra gran borrachera.

Cuando sólo faltaban unos días para que volviera al ring, Harrison, de 34 años, fue arrestado la madrugada del miércoles acusado de desórdenes públicos tras un alboroto en un supermercado en el que presuntamente insultó a empleados y clientes, robó comida y orinó en una ventana. El suceso, del que se hace eco la prensa escocesa, se produjo apenas veinte días después de que el púgil anunciara públicamente, una vez más, haber vencido al alcohol en beneficio de su esperado regreso al boxeo profesional a finales de este mes. Los testigos que citan los medios británicos hablan de una lamentable escena en la que Harrison y su acompañante llegaron al establecimiento «con el aspecto de venir de una guerra» o de «una borrachera de dos días». Los testimonios coinciden en que ambos gritaban, se insultaban entre ellos, al personal y al resto de clientes. Los trabajadores del supermercado intentaron razonar con ellos, pero finalmente llamaron a la policía cuando vieron que Harrison abandonaba el local con los bolsillos llenos de comida sin pasar por caja. «Nada más salir, Scott giró a un lado y se detuvo para aliviar sus necesidades junto a la ventana del local», describe un testigo. Hasta seis coches policiales se presentaron en el lugar para cerrar el espectáculo.

La vida y la carrera de Scott Harrison tocaron fondo en octubre de 2006 en Alhaurín el Grande con aquella juerga en la que literalmente noqueó a un conductor para intentar quitarle el coche. Le saltó un diente y luego lesionó gravemente a puñetazos a uno de los guardias civiles que le detuvo. La fiesta le costó las copas y dos años y medio de cárcel que comenzó a cumplir en 2008 en la prisión de Alhaurín de la Torre y que finalizó en la de Botafuegos (Algeciras) en septiembre pasado. De allí salió «un hombre nuevo», según el propio púgil. La celda fue su gimnasio y proclamó que recuperaría el cinturón al que tuvo que renunciar en noviembre de 2006, cuando pagó 28.000 euros de fianza para salir de la cárcel malagueña y poder defender su título frente a Nicky Cook. Lució michelines y la balanza marcó un peso superior al permitido en su categoría. No hubo combate. De prisión salió un atleta. Su padre y entrenador prometió éxitos y ahora habla de estrés.

Este último incidente ha provocado que el promotor del combate que estaba previsto para el 31 de marzo ante un rival menor le haya dado la espalada. La velada se ha cancelado.