La prodigiosa memoria de doña Rafaela, de 94 años, rebusca en sus más lejanos recuerdos para rescatar los años 1921 y 1922, los únicos en los que pudo asistir a la escuela porque luego, con sólo seis años, tuvo que ponerse a trabajar para ayudar a la familia.

De ese breve paso, todavía recuerda que cada alumno debía llevarse su silla a clase para poder sentarse. Doña Rafaela demuestra además su buena memoria recitando varias poesías en unos vídeos.

Su historia y casi un centenar más de recuerdos del colegio pueden consultarse en el blog http://historiaseducacion.blogspot.com puesto en marcha por futuros maestros y pedagogos de primero de carrera, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.

Se trata de una iniciativa del profesor de Historia de la Educación Pablo Sánchez, quien señala que estas prácticas existían antes pero sin el salto a internet, un cambio que permite más posibilidades como añadir vídeos, imágenes, vínculos a otras páginas o, por ejemplo, recibir las felicitaciones del escritor malagueño Leonardo Cervera, que escribe en el blog que algunos de los recuerdos de las personas entrevistadas pueden servirle de material para futuras historias.

«Esta actividad sirve también para que los alumnos salgan a la calle y luego, a la hora de dar la Educación durante el Franquismo la doy de corrido porque la conocen», explica el profesor.

Y es que, por la edad de los entrevistados, la mayoría de ellos estudiaron durante los 40 años de la dictadura de Franco. Muchos de los trabajos recogen las penurias de la posguerra, las enseñanzas con la Enciclopedia Álvarez, las clases iniciadas con el himno del Cara al sol o los castigos, muy llamativos para los alumnos de nuestros días.

«Eso es lo que más me llama la atención y de ellos, el castigo del garbanzo, te ponían un garbanzo en el suelo y el alumno se tenía que arrodillar encima», cuenta uno de los autores del blog, aunque a decir verdad, el castigo más presente es el reglazo en la mano.

En el caudal de anécdotas y recuerdos de estos trabajos destaca en este sentido lo que le pasó al padre de un alumno en 1970: en clase de Matemáticas se le ocurrió soltar la palabra «coño», que fue correspondida con un reglazo en la mano por el profesor. Poco después, en el recreo, fue este alumno quien escuchó al profesor decir la palabra prohibida, de ahí que el colegial contraatacara escribiéndola en la pizarra.

Al leerla el profesor, fue a pegar al osado alumno y este le respondió que se lo había escuchado decir en el recreo. La cosa no quedó así, el maestro cambió de táctica y el reglazo se lo llevó el pupilo en la boca, perdiendo una paleta en la refriega. «Mi padre todavía se acuerda porque el paletón nuevo todavía lo conserva y le salió daleado», cuenta el hijo de la víctima.

Para realizar este trabajo, que sigue incorporando testimonios, los futuros maestros y pedagogos han entrevistado a familiares y vecinos, pero también han entrado en residencias de ancianos a conocer historias del pasado. «Costó un poco que nos contaran historias pero luego se soltaron», cuenta María Ramos, una de las alumnas que hizo el trabajo en una residencia del Arroyo de la Miel.

Y como destaca Pablo Sánchez, los alumnos han podido comprender de primera mano el significado de la frase «pasas más hambre que un maestro de escuela». Es el caso de Paula Lería, que para su trabajo recogió el testimonio de su abuelo Andrés, de 84 años, nacido en Coín aunque a los 7 años se mudó a Ardales. «Como su padre tenía dinerillo, de vez en cuando, como el maestro pasaba mucha hambre, le daba comida y así a su hijo le regañaba pero no le pegaba».

Aunque hay testimonios, como el que aporta Curro del Águila de su abuelo Diego, nacido en Rute en 1934, en el que la escuela es un sueño imposible. «Miraba el colegio por la ventana porque desde chiquitillo se le murió el padre cuando tenía dos o tres años y tuvo que trabajar para alimentar a la familia», cuenta el nieto.

Una de los alumnas de este blog dice algo muy especial que resume muy bien todos estos recuerdos compartidos: «A pesar de la mala situación que había antes, de los castigos y las penillas que pasaban, creo que la mayoría nos habla bien de su etapa escolar, aunque fuera cortita. No aprendían mucho realmente, todo era memorístico pero tienen del colegio un recuerdo estupendo».