Los riñones funcionan como un colador que filtra los elementos dañinos de la sangre, pero es que además fabrican hormonas que ayudan a controlar la tensión arterial, prevenir la anemia y mantener los huesos fuertes. También ayudan a mantener el nivel de líquido en el cuerpo y el equilibrio de sustancias como el sodio, el potasio, el fósforo y el calcio.

La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ha editado una nueva guía informativa y para la toma de decisiones para los pacientes con enfermedad renal crónica, de forma que se pueda establecer el mejor tratamiento para su dolencia. El dossier explica en qué consiste la enfermedad, las diferentes opciones para su tratamiento –diálisis peritoneal, hemodiálisis, transplante de donante fallecido o vivo y el tratamiento conservador- y una hoja de toma de decisiones que ayudará al paciente a valoras los riesgos e inconvenientes, beneficios y ventajas de cada uno.

El documento tiene otra utilidad, además de valorar riesgos y conocer los tratamientos, que es la de fomentar la participación del paciente, junto con sus médicos y profesionales de la salud y sus familiares, en la toma de decisiones sobre la enfermedad. La información, no obstante, no sustituye la opinión del profesional sanitario.

La enfermedad renal crónica se produce cuando los dos riñones dejan de funcionar de forma progresiva, es decir, poco a poco. Cuando están muy deteriorados, existen varias opciones de tratamiento que sustituyen parcial o totalmente el trabajo de los riñones.

Los médicos utilizan el Índice de Filtración Glomerular (IFG) para saber cómo funciona el riñón del paciente. Este índice se mide fundamentalmente a través del nivel de creatinina que es una sustancia que se elimina por el riñón. Cuando el riñón no funciona bien, el nivel de esta sustancia sube en la sangre. Con un análisis de sangre se conoce por tanto el nivel de creatinina.

La guía explica a los pacientes renales crónicos –aquellos a los que les fallan los riñones de forma progresiva- que no todos los enfermos tienen las mismas opciones de tratamiento y que la elección de un tratamiento no imposibilita cambiar a otro más adelante. Así, se especifican cómo funciona la diálisis peritoneal, la hemodiálisis; los riesgos y beneficios de los transplantes de riñón, tanto de donantes vivos como de fallecidos, y se ofrecen también los pros y contras de hacer un tratamiento conservador.

La publicación estará a disposición de los pacientes en las consultas de pre-diálisis de los diferentes servicios de nefrología de los hospitales andaluces. Además de esta formación, la guía estará disponible para todos los andaluces en la página web de la Consejería de Salud y para los profesionales en la web del SAS.

Son factores de riesgo la diabetes, la hipertensión, los antecedentes familiares, o la vejez. La guía explica, por ejemplo, que la diálisis limpia la sangre de impurezas. Existen dos formas: la diálisis peritoneal, que es una técnica que limpia las impurezas de la sangre mediante la introducción de un líquido en la cavidad peritoneal situada en el abdomen; y, la hemodiálisis que es una técnica que extrae la sangre del cuerpo, la limpia y después la vuelve a introducir mediante una máquina.

Infecciones, complicaciones, beneficios de unos tratamientos frente a otros, efectos adversos, o incluso se ofrece todo tipo de información sobre los trasplantes. Para que se pueda realizar el trasplante es necesario que el riñón del donante sea compatible con el paciente. Cuanto mayor es la compatibilidad, menores son las posibilidades de rechazo. Para conocer el nivel de compatibilidad se realiza la evaluación inmunológica pre-trasplante renal.