Javier Lendínez desapareció como por arte de magia en diciembre de 2008. Acusado de cobrar 18.000 euros de Roca en el marco del caso Malaya, fue detenido en julio de 2006 y, tras declarar ante el juez Torres, fue puesto en libertad con cargos. A finales de 2008, cuando debía entrar en prisión para cumplir nueve meses por diversos delitos urbanísticos, el exconcejal marbellí se fugó. Hasta hoy, nada se ha sabido de él pero ahora ha aparecido una pista: este periódico ha tenido acceso a una fotografía «reciente» del expolítico, según fuentes judiciales de toda solvencia, imagen captada en Borobudur, en la isla de Java (Indonesia).

En la instantánea, el exedil posa sonriente junto a un conocido en un restaurante local. Con el pulgar hacia arriba. Según las fuentes consultadas, el compañero de mesa de Lendínez viajó hasta Borobudur, un destino turístico de primer orden, y se encontró casualmente con el exconcejal, que accedió a hacerse esta foto. Por qué posa sabiendo que es perseguido por la Interpol no lo supieron contestar las fuentes consultadas por este periódico, que atribuyen una alta credibilidad a la imagen que, además, pudo ser colgada en una red social.

En cualquier caso, las mismas fuentes no precisan la fecha exacta en la que se realiza la fotografía. Sólo aseguran que es «reciente», esto es, efectuada en los últimos meses.

El humo envolvió el paradero de Lendínez en diciembre de 2008. En agosto de 2003, fue descabalgado de su puesto en el equipo de gobierno de Julián Muñoz, cuando la moción de censura de Marisol Yagüe triunfó con el inasequible tesón de Roca. Desde esa fecha, permaneció en la oposición y montó un partido político con el que iba a presentarse a las elecciones de 2007. Sin embargo, el caso Malaya hizo estallar sus ambiciones políticas: fue detenido en julio de 2006 por orden del juez Miguel Ángel Torres. En otra imagen tomada ese verano se le ve sonriente tras saberse en libertad, con cargos, eso sí. Finalmente, fue acusado por el fiscal Anticorrupción de cohecho al cobrar presuntamente 18.000 euros de Juan Antonio Roca.

Desde julio de 2006 a finales de 2008 estuvo en libertad, pero sólo recibió malas noticias: de hecho, pactó entrar en la cárcel el 28 de noviembre de 2008 para cumplir nueve meses por varios delitos urbanísticos, en el marco del acuerdo entre otros exconcejales y la Fiscalía. Sin embargo, no se presentó ni en Alhaurín de la Torre ni a otras dos firmas judiciales: el primero de diciembre de 2008 y el 15 del mismo mes. El día 16, cuatro juzgados lo habían puesto en busca y captura. Además, la Audiencia Nacional lo procesó por su presunta implicación en el caso Saqueo II.

Difícil horizonte penal. Su horizonte penal empezaba a acariciar tonalidades grises, y ello influyó en la determinación de poner tierra de por medio entre él y los jueces. En ese momento, su entorno dio la voz de alarma. El último rastro lo dejó en Tarifa (Cádiz), donde vivía su novia. Se dice que cogió dinero de una operación inmobiliaria y huyó. Eso lo filtró su propio entorno a La Opinión de Málaga, que adelantó la noticia de su fuga. En los últimos meses antes de hacer mutis por el foro, se había vuelto una persona muy reservada, especialmente inaccesible. Hablaba poco o nada y mantenía escasas relaciones más allá de las de su círculo íntimo. Hay quien lo situó en Marruecos o Sudamérica, y en los últimos meses había rumores cada vez más insistentes de que se hallaba en Tailandia o Indonesia, lugar en el que las fuentes creen que se tomó la foto.

Su último letrado, Javier Muriel, no quiso entrar ayer mucho en el tema al ser cuestionado por este periódico, pero sí dijo lo siguiente: «Se me conoce en el ámbito judicial como su abogado durante bastantes años, concretamente hasta su desaparición. A Lendínez le deseo lo mejor, pero vivir huido de la Justicia es muy caro y, al final, al que se busca se le encuentra».

Otros fugitivos de Marbella. Javier Lendínez es uno de los tres fugados del caso Malaya, aunque acaso el más ilustre sea Carlos Fernández, quien pasó de hacer el Camino de Santiago en julio de 2006 a huir a Argentina, país al que entró a través del aeropuerto de Ezeiza. Desde entonces, ríos de tinta han corrido sobre su paradero: se dijo que estaba en Túnez o Marruecos; que asiste a lujosas fiestas cada verano en una mansión marbellí o que París fue testigo de su fuga en algunas épocas. Nada se sabe de él, pero se cree que está esperando a la prescripción del delito más grave: la malversación de caudales (diez años).

Otro ilustre fugado en Malaya es José Manuel Carlos Llorca, un oscuro personaje imputado asimismo en Ballena Blanca y Forum Filatélico. En el caso Minutas, también está huido el exedil Esteban Guzmán.