Les prometieron disfrutar de las ventajas que ofrece la energía solar cuando alquilaron las viviendas, pero del dicho al hecho hay un trecho. Después de tres años, las placas que se ubicaron en la azotea del edificio siguen literalmente «desconectadas» y la Obra Social La Caixa, propietaria del inmueble, les ofrece al centenar de vecinos la callada por respuesta.

De las 5.000 viviendas que se entregaron durante los últimos años en la barriada Soliva de Málaga, cercana a El Cónsul, sólo las 98 de La Caixa permanecen en este estado, según explica Juan Antonio García de Paz, uno de los vecinos afectados.

Este malagueño, «cansado de hablar con unos y otros y no obtener respuesta», decidió enviar un burofax a la entidad informando sobre el estado de las instalaciones dispuestas en la azotea: cables desconectados, cajas de interruptores abiertas, puertas correderas que no corren y cuartos de calderas encharcados, que no solamente impiden el suministro prometido sino que además suponen un auténtico peligro para los vecinos y el personal de limpieza. Además de fotografiar los desperfectos, consiguió recoger 62 firmas de vecinos que exigen una solución al problema.

Uno de los «ganchos» que utilizaba la promotora para alquilar estas Viviendas de Protección Oficial era precisamente el ahorro que supondría la energía solar a los usuarios. «Estamos pagando facturas altísimas de gas natural y butano», explica el portavoz de los vecinos. Más aun si a esto añadimos que estos pisos se reservaron a personas con escasos recursos y concretamente, a grupos de personas con algún tipo de discapacidad, mayores de 65 años o a jóvenes menores de treinta.

Los inquilinos de este bloque aseguran sentirse «indignados y abandonados» por la Obra Social La Caixa, que de momento no se ha puesto en contacto con ellos para resolver alguna de las reclamaciones que permanecen abiertas.

«Nosotros queremos hacer las cosas de la manera más tranquila y pacífica posible», explica el portavoz vecinal, aunque reconoce que después de tres años, «la paciencia empieza a tener un límite».

García de Paz asegura además que los bloques de los alrededores, en concreto los pertenecientes a promociones del Ayuntamiento y del Ministerio de Vivienda, disfrutan del sistema de placas solares desde el principio. Por ese motivo, a este grupo de vecinos malagueños les «extraña» que La Caixa en este caso, no haya hecho las gestiones pertinentes para «poner en funcionamiento el dispositivo. «Es una lástima porque estamos en una de las mejores ciudades para aprovechar las ventajas de la energía solar», lamenta el representante vecinal.

Sin respuesta. Este periódico intentó en numerosas ocasiones, y sin resultado, conocer la opinión de los responsables, así como averiguar los motivos que han llevado al abandono de las placas y sus posibles soluciones. Sin embargo, el departamento de viviendas de la Fundación La Caixa no se ha manifestado aún.

Lamentablemente ésta no es la primera vez que la promoción Soliva es noticia. En septiembre de 2009, La Opinión ya se hizo eco de la plaga de ratones que sufría uno de las primeras familias en llegar al edificio y que fue finalmente erradicada.

Ahora sin embargo el problema va más allá y afecta a todos los vecinos de la promoción, que se sienten todavía más indefensos ante la «indeferencia» de la fundación. Según el representante vecinal, muchos de ellos se hubieran «pensado dos veces» acceder a este alquiler con opción a compra futura, ya que esperaban pagar mucho menos en las facturas mensuales.