Cinco meses y cuatro días después de que se conociera el escandaloso robo de cocaína en el depósito de Sanidad Exterior del puerto de Málaga, el principal indicio para los investigadores es una huella. Uno de los pocos errores de los ladrones, que pensaron que la espuma antiincendios que rociaron en la nave tras el asalto anularía cualquier rastro.

No lo consiguieron del todo. Esa huella es para la policía un tesoro, o el mapa que les llevó hasta Algeciras, lugar en el que los asaltantes de una fábrica de una multinacional dejaron una huella idéntica. Según fuentes cercanas al caso, las dos trazas condujeron a los investigadores a una banda especializada en asaltos afincada en la Costa del Sol compuesta por tres españoles que están identificados y a los que se les seguía la pista antes del robo del puerto por otros delitos.

Otro dato apuntaló las sospechas. Según las fuentes, la policía comprobó que estos individuos compraron unos sopletes poco antes del golpe del puerto. Si al principio se habló de lanzas térmicas, lo cierto es que las herramientas adquiridas no eran tan sofisticadas, aunque sí suficientes para atacar la cámara acorazada cortando los anclajes y las bisagras de la caja fuerte.

Con todo esto, la policía creía tener el caso muy cerca de la resolución, sólo a la espera de las pruebas más contundentes. Y entonces llegó el atasco. Fue cuando los jueces de Instrucción 7 y 12 se inhibían y rechazaban el caso. Uno, porque se enteró de que la denuncia del dueño de la furgoneta que se usó en el robo había llegado al segundo juzgado. Otro, porque se agarró a las normas de reparto. Finalmente, el juez decano intervino para ordenar que fuese Instrucción 12 el que llevara el caso. En ese paréntesis se quedaron al menos una decena de peticiones policiales para pinchar los teléfonos y aplicar otros métodos de escucha a los sospechosos. Esas solicitudes fueron denegadas.

El robo de unos 162,5 kilos de droga se cometió entre el 12 y el 14 de noviembre. Los ladrones accedieron de noche al puerto, anularon las alarmas y las cámaras de seguridad del depósito y se llevaron la droga tras reventar la caja fuerte. La nave está situada a cien metros del puesto de la Guardia Civil en el que se encontraban los monitores de vigilancia.

Los agentes creen que la droga fue a Madrid. La hipótesis policial con mayor peso es la que apunta a que la droga robada se envió a Madrid. Una de las razones es que a los investigadores les consta que allí se ha llegado a ofrecer el kilo de cocaína a unos 32.000 euros, 6.000 menos de lo habitual. Sin embargo, la policía cree que, antes de llegar a la capital de España, la cocaína pudo estar un tiempo oculta en una nave cercana al lugar en el que fue encontrada semicalcinada la furgoneta que utilizaron en el asalto. El vehículo fue hallado en el polígono de La Huertecilla.