El lujo está de oferta. El precio de las mansiones de la Costa del Sol ha bajado hasta un 40%. Las inmobiliarias advierten de que es el mejor momento para adquirir una vivienda, especialmente si su precio ronda entre uno y dos millones de euros. Están entre las rebajadas. Claro que no es la mejor ocasión para todos. Se dirigen a aquellos compradores para los que, probablemente, siempre es una buena oportunidad.

«Marbella es una ganga», asegura Christopher Clover, el director de Panorama Properties, la agencia local más antigua. Las casas en Marbella son «muy baratas» en comparación otros destinos «de calidad», indica. «Búsqueme otro lugar con este clima, poca masificación, un gobierno limpio y unos servicios que funcionan y que además tenga residencias de lujo», se atreve a retar.

Las propias características de la ciudad la han beneficiado y salvaguardado, en cierta medida, de la crisis del mercado inmobiliario con respecto al resto del país, según Clover. Aunque la oferta y demanda de los productos de alta gama también se ha resentido como consecuencia de la coyuntura económica.

«La crisis no le toca a todo el mundo. Le toca a muchos pero no a todos», explicó la empresaria Kristina Szekely, fundadora de la inmobiliaria que lleva su nombre y propietaria de la franquicia Sotheby’s International Realty para Andalucía y Madrid. No obstante, Szekely calcula que la venta de las casas más caras ha caído. Ahora se vende la mitad que en los años de bonanza.

«Al haber menos turismo, hay menos gente y tenemos menos posibilidad de vender», argumenta. Sin embargo, es optimista. «Desde el pasado 2 de enero empezamos a vender y es un buen principio para el año. Marzo ha sido también muy bueno y en abril estamos con negocios muy importantes», señala.

«El mercado ha bajado en los últimos cuatro años. Pero hay gente que esperaba que bajaran los precios. Ahora han bajado a tal punto que quien ha esperado se ha dado cuenta de que tiene que mover ficha. Empieza a haber mucho movimiento», coincide Clover.

Precios mínimos. Una casa de lujo es un inmueble cuyo coste mínimo ronda el millón de euros, considera Carlos Padilla, comercial de la firma Diana Morales Properties, filial de la conocida casa Christie’s. A partir de esa cantidad, el precio se dispara hasta donde ni siquiera puede llegar la imaginación de un trabajador común. En la costa malagueña y, sobre todo, en el recientemente conocido como «triángulo de oro» formado por Benahavís, Estepona y Marbella, hay viviendas que sobrepasan los 50 millones. Incluso mucho más.

Los representantes de las distintas inmobiliarias consultadas por La Opinión de Málaga prefieren no hablar de cifras. No es plato de buen gusto para ellos ni estrategia acertada. Compiten por atraer clientes y sólo a los realmente interesados les hablan de números.

Las urbanizaciones en torno a los hoteles de cinco estrellas Marbella Club y Puente Romano concentran las viviendas más lujosas. Pero no son las únicas.

Los chalés de las zonas de Sierra Blanca, La Zagaleta, Guadalmina Baja, Las Brisas, Los Monteros o Puerto Banús también derrochan acabados en materiales nobles, jardines interminables y piscinas que ya quisiera el equipo de waterpolo de Marbella para entrenar.

La seguridad privada de estas urbanizaciones es uno de los elementos más valorados por sus pobladores. En La Zagaleta, es imposible entrar sin dar el número del Documento Nacional de Identidad cuando se visita a pie. En coche, lo primero que hace el vigilante es anotar el número de matrícula. Para salir, los visitantes se someten a un registro de maletero, por si pudieran llevarse algo que no les perteneciera. Comprobado, la tranquilidad también se paga. Y no sólo la pagan los residentes, también, sin querer, los visitantes.

Vendedores de la talla de Szekely o Clover destacan la inexistencia de un perfil concreto de compradores. «Depende de lo que busquen». Y de lo que, para ellos, signifique el lujo.

Hay quien, a la hora de elegir su hogar, prioriza la arquitectura, ya sea moderna o rústica; la seguridad; la calidad de los materiales; las grandes extensiones o las vistas. Y no necesariamente su elección están reñida con el precio.

«En Marbella hay de todo», asegura Clover. «Puedes comprar una propiedad de 250.000 euros y quizá no sea de las mejores en calidad pero puede ser muy digna y estar ubicada en una comunidad muy sana», añade.

Entre los potenciales propietarios, destaca en la actualidad «una pequeña avalancha del mercado ruso», indica el director de Panorama Properties, quien avanza el interés también del mercado francés. Padilla resalta a los clientes del norte de Europa y Szekely adelanta: «Los árabes están volviendo». A su casa, vienen todos.

La nueva milla de oro llega hasta Estepona. La milla de oro de Marbella se extiende y ya supera los límites de la propia ciudad. El periodista Roy Boston dio este nombre, en honor a su conocida «golden mille» en California, a la extensión acotada por el hotel Don Pepe y Puerto Banús, recuerda la empresaria Kristina Szekely. Actualmente, la zona sobresale de estas fronteras.

«Ahora hay una nueva milla de oro. Está entre la zona de San Pedro Alcántara y Estepona, por donde se ubica el hotel Kempiski», advierte la propietaria de la inmobiliaria que lleva su nombre. En estas zonas, un chalé puede rondar sin problemas los dos millones.