Unas 30 personas, entre colectivos vecinales de Pedregalejo, El Palo, la federación vecinal Unidad y vecinos de los alrededores, se reunieron ayer en los Baños del Carmen para exigir a las administraciones que siga adelante el plan de mejora del Balneario, después del anuncio el pasado lunes, por parte del subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del desalojo en dos meses del campamento de los «okupas», así como una inversión municipal de 500.000 euros para derribar el muro de los Baños y arreglar los jardines.

La asociación de vecinos de Pedregalejo mostró su preocupación porque las mejoras del Ayuntamiento «sean obras provisionales que se conviertan en eternidad absoluta y se quiera callar la boca con los 500.000 euros», señaló su portavoz Adolfo García.

Los vecinos reclamaron a Francisco de la Torre que detalle si las actuaciones municipales anunciadas «están adaptadas al proyecto de los Baños del Carmen aprobado en 2010 o si se hará algo provisional que no tiene que ver con él».

El presidente de la asociación, Antonio Delgado, recordó que el plan de regeneración de la zona es una obra del Gobierno central, «y cuando el Estado haga el plan, debe devolver los 500.000 euros a las arcas municipales». En este sentido, la asociación de vecinos demandó al alcalde la firma de un convenio con el Gobierno central, «para que no paguemos dos veces, porque ese dinero hace falta en los barrios».

Otra reclamación, asumida por la decena de colectivos de Pedregalejo y El Palo ayer presentes, es que se acelere la recuperación de las concesiones administrativas. A este respecto, los vecinos pidieron a Francisco de la Torre que, como senador, «presione» para que el proyecto siga adelante, al tiempo que recordaron las dos últimas mociones, la primera de la hoy diputada popular Carolina España, en abril de 2011, instando a Costas y al Ministerio de Medio Ambiente a rescatar las concesiones en el menor tiempo posible, así como la de enero de 2012 de los concejales Andrade, Casero y España, instando «a la Administración Central y a la Junta» al rescate de las concesiones. El portavoz vecinal, Adolfo García, recordó también que «el único proyecto del Ministerio de Medio Ambiente para Málaga capital son los 13 millones de euros de los Baños del Carmen, así que no cabe enrocarse en que no hay dinero».

Los colectivos vecinales también plantearon que el paseo peatonal anunciado el lunes por el alcade que conecte Pedregalejo con el Balneario y El Morlaco, implica tirar un tramo de muro en el que hay muchas competencias administrativas, entre ellas Costas, la Junta y el Ministerio de Fomento y dudaron de sea fácil tirarlo.

Los representantes vecinales también pidieron que en la próxima reunión de la Fundación Ciedes, la Federación Unidad plantee la petición de solicitar al Gobierno central que acelere el rescate de las concesiones y pidieron al alcalde y al subdelegado del Gobierno «que vengan a Pedregalejo y expliquen a los vecinos, que llevan muchos años reivindicando esto, qué se va hacer, porque no vale con una rueda de prensa», indicó el portavoz vecinal.

Por su parte, el presidente de la asociación de vecinos del Palo, Santiago González, señaló que las medidas anunciadas por el Ayuntamiento y la Subdelegación «a priori son positivas, porque todo lo que sea adecentar una zona pública nos parece interesante», aunque reprochó a las administraciones el abandono de todos estos años.

Con respecto al campamento «okupa», Juan Campoy, representante de la federación Unidad pidió que se erradique «el chabolismo», siempre «trabajando antes el tema social antes del desalojo». Varios vecinos denunciaron ayer a este periódico el reciente robo de puertas de terrazas y de contadores metálicos por ocupantes del campamento. Manuel Fernández, vigilante del recinto desde hace 27 años, informó de que este verano el campamento ilegal cumplirá 5 años.

«Aquí hay gente buena –cuatro– y gente mala». David, vallecano de 36 años, llegó al campamento de los indigentes hace tres años, andando con su perro desde Cádiz. Acude a ver a los vecinos a advertirles de que algunos en el campamento amenazan con apedrearles si se acercan y cuenta que mantiene con los vecinos muy buena relación: «Nunca he hecho daño a ningún vecino, a veces me dan de comer y no tengo ningún problema con el Opencor ni el Supersol (los supermercados más próximos), es más, si me dicen que alguien les ha robado, como sé quién ha sido, a ese le hemos invitado a irse».

David cuenta que ha trabajado como cocinero, albañil y pintor pero que se quedó en paro y vive con su mujer en el campamento con unas 10 o 15 personas fijas todo el año. «Ves más gente porque algunos son amigos que llegan de visita, pero lo que más tememos son los veranos por la gente que llega a joder todo el día». Por eso, admite que en el campamento «hay gente buena y gente mala», aunque reconoce que los buenos «son cuatro, no hay más», mientras señala que sin los indigentes negros habría menos problemas en el campamento.

Dedica su tiempo a pescar, a buscar chatarra y trabajo. «De momento no hay suerte», reconoce. «Yo sólo pido un trabajo para tener un alquiler, con un local con un punto de luz y un grifo de agua me conformo». ¿Qué hará cuando llegue el desalojo?: «Me tendré que quedar en la calle, en la playa o irme a la puerta del Ayuntamiento».