La crisis ec0nómica ha provocado que muchas personas de la denominada tercera edad hayan tenido que volver a afrontar las cargas familiares de sus hijos que o bien se han visto abocados a volver a casa o reclaman ayuda para poder llegar a fin de mes. Así se puso de manifiesto ayer en el III Seminario sobre Los riesgos de la pobreza entre las personas mayores, organizado por la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) y celebrado en la Escuela Universitaria de Enfermería de la Diputación Provincial de Málaga.

La población envejece a pasos agigantados. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en diez an?os uno de cada cinco espan?oles será mayor de 65 años. Además, España se convertirá en un futuro en uno de los países más envejecidos del mundo, motivo por el cual se prevé que en 2050 los pacientes crónicos supondrán el 27% del total de la población, un 10% más que en la actualidad.

Precisamente, el objetivo del encuentro de ayer era sensibilizar sobre los riesgos de exclusión social que sufre este colectivo; analizar el tratamiento jurídico-penal de la violación de sus derechos; y determinar los indicios o signos externos que permitan detectar que una persona mayor está siendo excluida y abordar posibles soluciones tanto legislativas como sociales.

El seminario fue inaugurado por el director de la Escuela Universitaria de Enfermería de Málaga, José María López García; el presidente del Colegio Profesional de Trabajo Social de Málaga, Rafael Arredondo; y, la delegada para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía en Málaga, Ana Navarro. El colectivo de mayores le trasladó a la representante del Ejecutivo regional su preocupación ante que se puedan recortar las políticas y programas actualmente en marcha de envejecimiento activo. En este sentido, la delegada en funciones aseguró que la administración autonómica no escatimará esfuerzos y dijo que no hay motivos para este temor.

«Cuando hablamos de exclusión social de los mayores no nos referimos sólo a los que pueden no tener sus necesidades básicas cubiertas, sino a los elementos de riesgo que pueden conducir a una situación no adecuada como la soledad», indicó.

«Ellos nos han pedido a la Junta que nos comprometamos a que el conjunto de programas y medidas que llevamos a cabo para evitar esa exclusión social se mantengan y así nos hemos comprometido», dijo.

El envejecimiento activo no es sólo un concepto sino que contribuye con la propia salud del mayor. La delegada enumeró el catálogo de prestaciones y programas que desarrolla la Junta en este sentido: los comedores de los centros de día en los que pueden almorzar desde uno a cuatro euros a través de la tarjeta 65, descuentos cuando realizan la compra en el supermercado, teleasistencia, «lo que supone un control del mayor y evita la soledad»; la propia ley de dependencia y sus servicios, los talleres y cursos de los centros de día o descuentos en la compra de productos necesarios como audífonos, gafas o el propio transporte.

«Éste es uno de los retos ante una población que envejece y es que no existan mayores en exclusión o marginación», dijo. Los mayores trasladaron a la delegada que ahora más que nunca son necesarias políticas de envejecimiento activo, que suponen una importante ayuda económica, ya que a causa de la crisis, muchos mayores están teniendo de nuevo a su cargo a familiares.