Wert ha entrado en la educación como un elefante en una cacharrería. Está claro que a nadie está dejando indiferente, ni con sus decisiones ni con sus declaraciones ni anuncios. Entre todas las reformas ya previstas en todos los ámbitos, ya sean económicas, sanitarias, judiciales, financieras o laborales, las que tienen que ver con la educación son de un calado tal, que aún nadie sabe a qué atenerse. Por un lado, están las medidas encaminadas al ahorro, y que se pondrán en marcha a partir de septiembre; y por otro, la reforma educativa de turno, la que cada partido propone cuando llega al Gobierno en un intento de que nada quede como estaba, y que no entrará en vigor hasta el curso 2013/14.

De hecho, según el propio José Ignacio Wert, ahorrar sería «lo urgente», mientras que la reforma académica sería «lo importante», encaminada a combatir el fracaso y el abandono escolar. Las primeras, por tanto, persiguen una mayor eficiencia del gasto autonómico, ya que según el Gobierno, es «imposible» que las comunidades cumplan el objetivo obligatorio de déficit si no ajustan el gasto en sanidad y educación, que suponen el 70% de sus presupuestos.

Se podría hacer hasta una cronología de las propuestas salidas de la cartera del ministro, y que prácticamente vuelven del revés la educación, como si ésta fuera un calcetín. En febrero se produjo el primer aviso de lo que se cocía en los despachos del Ministerio. Las propuestas podrían resumirse en dos: aumentar el Bachillerato en tres años y sustituir la controvertida asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) por otra que profundizará en aspectos cívicos y constitucionales.

Nada más llegar al cargo, el ministro dio un severo tirón de orejas a la escuela pública. Un aperitivo. El fracaso, desde su punto de vista, no es cuestión de recursos, sino de mentalidad.

Además de los 3.400 millones en recortes ya previstos en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), el Gobierno ha dado un par de vueltas más para cerrar el grifo de la inversión en educación: 3.000 millones de euros menos, gota a gota, euro a euro. Por este motivo, las aulas verán incrementado a partir del curso que viene un 20% el número de alumnos tanto en Primaria como en Secundaria. Así que cada maestro tendrá que atender a cinco alumnos más que ahora, por decreto; y en los institutos habrá hasta 36 estudiantes en cada clase. Padres y profesores consideran que se trata de una norma que afectará a la calidad de la enseñanza.

Además, el Consejo de Ministros del pasado 20 de abril aprobó otras cinco iniciativas de contención del gasto. Los colegios tampoco podrán contratar sustitutos para cubrir las bajas del profesorado si éstas no superan los diez días. Es decir, que el revolucionario sistemas de cobertura de bajas puesto en marcha hace tres años por la Junta de Andalucía y que permitía que los alumnos no perdieran más de dos días de clase, dejaría de tener vigencia.

Los profesores también verán cómo van a aumentar las horas que tendrán que dedicar a la docencia, es decir, la carga lectiva será de un mínimo de 25 horas semanales en Primaria y 20 en Secundaria (cuando en la actualidad es un máximo de 25 en Primaria y 21 en Secundaria). El Gobierno también ha aplazado el cambio previsto de los ciclos formativos de FP, congelar o reducir los complementos salariales y da la posibilidad a los centros de Bachillerato de ofrecer solo Ciencias o Letras, en lugar de las cinco modalidades de Bachillerato existentes: Científico, Técnico, Humanidades, Sociales y Artístico.

Se trata de una reforma de carácter temporal y coyuntural, que, sin embargo, ha levantado una gran polémica y el rechazo frontal del sector, que se muestra muy crítico y sostiene que la educación en España puede retroceder cuarenta años en uno sólo. Sindicatos y padres han anunciado una «primavera caliente» en toda España, con continuas movilizaciones y protestas.

En Andalucía, estos planteamientos comprometen planes ya consolidados y que han sido decisivos para reducir las elevadas tasas de fracaso escolar, como los programas de refuerzo educativo y las clases de apoyo por las tardes. También acabará con los planes Escuela TIC 2.0 o con los de lectura y biblioteca. Así hasta 17 programas educativos que vienen desarrollándose en los centros educativos andaluces, y que hasta ahora eran cofinanciados por los Gobiernos central y autonómicos. Del mismo modo, la puesta en marcha de estas medidas, inevitablemente, tendrá consecuencias en el empleo.

El incremento de horas lectivas del profesorado puede suponer en Málaga que entre 800 y 900 profesores menos presten servicio en la provincia.

Y esto sólo en la enseñanza obligatoria. La educación superior tampoco se escapa de los recortes. Es más, puede que sean incluso más profundos, a tenor de las declaraciones de Wert, que cree que durante los últimos años se ha extendido una cultura educativa del «gratis total» que va mucho más allá de la enseñanza obligatoria y gratuita (de 6 a 16 años).

Así que, por decreto, se han subido los precios públicos de las matrículas universitarias entre un 15% y un 25% y, aunque se mantiene el dinero destinado a becas de estudio, habrá que estudiar más para conseguir estas ayudas. O mantenerlas. El ministro relaciona las tasas universitarias con la necesidad de reducir el gasto de las comunidades en las universidades, pero también con una reflexión sobre cómo se financia la educación superior pública.

La subida de las matrículas en las universidades públicas supondrá un incremento medio de 540 euros al año (45 euros mensuales). Los repetidores serán quienes más tengan que pagar. Si consume todas las convocatorias y no aprueba, volver a matricularse de esa asignatura podría costarle hasta un 30% más. Este recargo ya se aplicaba en la actualidad, aunque no era tan elevado. Además, puede parecer excesivo. Para la tercera matrícula, el incremento sería de entre el 65% y el 75%; y en caso de requerirse una cuarta, de entre el 90% y el 100%.

El Gobierno mantiene que estudiar una carrera universitaria en España es barato, así que plantea que, a partir del próximo curso, los estudiantes afronten, como mínimo, el 15% de lo que cuesta su formación académica. La combinación de la subida de las tasas con el endurecimiento de los requisitos académicos para mantener la beca puede ser explosiva y provocar que muchos alumnos abandonen sus estudios. En la UMA, por ejemplo, casi un tercio de sus alumnos estudian becados por el Ministerio. Un total de 11.000, 3.000 más que el curso anterior.

Otra de las medidas planteadas por el Gobierno es la manera de hacer más eficiente la labor investigadora del profesorado. Según el ministro, hay un elevado porcentaje de docentes universitarios que no ha acreditado ninguna labor investigadora, pese a ser retribuidos por ello.

De lo urgente a lo importante, el Gobierno ya elabora también una reforma educativa que podría entrar en vigor en el curso 2013/14. Wert estudia, incluso, cambiar la Selectividad tal y como está concebida y como se celebra desde hace sólo dos años.

Asimismo, la reforma de la Secundaria se centra en la sustitución de cuarto de la ESO por un curso «de carácter propedéutico», es decir, un año puente que servirá para orientar a los alumnos hacia Bachillerato o hacia un ciclo formativo de grado medio. Es decir, que se adelanta a los 15 años la elección curricular, a la vez que se reforzarán las materias troncales del Bachillerato.

El Gobierno también estudia modificar los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), tanto los requisitos de acceso a los mismos, como su duración y efectos en la titulación y condiciones para obtenerla. Además, los alumnos con suspensos no podrán graduarse en ESO.

En otros países...

Finlandia. Inversión pública para garantizar el éxito. El nivel educativo en Finlandia es elevado. En comparaciones internacionales, como el informe PISA elaborado por la OECD, Finlandia se sitúa entre los primeros países a nivel mundial. Destaca sobre todo por el nivel de la educación básica.

Algunas características del sistema educativo finlandés que han contribuido al éxito de sus alumnos, es que garantiza la igualdad de oportunidades para todos los niños en la educación básica, independientemente de su posición social y origen étnico. La educación es gratuita ya que se entiende que reporta amplios beneficios sociales; así como los servicios complementarios de comedor o transporte escolar. Los alumnos, además, pueden disponer de materiales, red de bibliotecas públicas, amplia distribución de periódicos... La clave del éxito es, además, la implicación de las familias.

Alemania. Un sistema adaptado a cada alumno. Las vías de aprendizaje están más diversificadas. No existe obsesión por ir a la universidad. La Formación Profesional está más considerada y reconocida que en otros países. Existe, además, una mayor coordinación con el ámbito empresarial, que participan también en la formación de oficios y desde la FP también se puede acceder a la universidad. La educación es competencia de los estados federados. El sistema escolar alemán es predominantemente público y las escuelas privadas, desde la Kindergarten hasta la universidad, son la excepción, aunque en los últimos años ha aumentado considerablemente la creación de colegios privados. Primaria se imparte en las Grundschule (cuatro años). La Secundaria se divide en dos niveles, según las capacidades intelectuales de los alumnos, y van a los Gymnasium o a la Realschule.

Francia. Currículum común hasta el bachillerato. En Francia, el colegio se divide en educación Primaria (Ecole primaire), de 6 a 11 años, Secundaria (collège), de 11 a 15 años, corresponde a los 4 cursos de la ESO, y Bachillerato (lycée, que son tres cursos) desde los 16 a los 18 años. La escuela Secundaria sigue el plan nacional de estudios, todos los colegios enseñan las mismas materias, con las mismas horas. El bachillerato es un poco distinto. El primer año de bachillerato (seconde) es un programa general con una materia optativa obligatoria que permite ir orientando los estudios. El segundo curso (Première) y tercer (Terminale) se dividen en tres modalidades: Lengua y Literatura, Ciencias Económicas y Sociales, y Ciencias. Después del bachillerato los alumnos obtendrán un título, el de bachiller, para lo que los alumnos son examinados en dos partes, en el segundo curso y otra en el último.

Gran Bretaña. Educación obligatoria hasta los 16 años. La educación en Gran Bretaña se puede dividir aproximadamente en cuatro etapas las cuales se relacionan con la edad del alumno. La preescolar se imparte para los alumnos entre los 4 y los 5 años de edad. Esta educación es proporcionada por las autoridades locales o por los cuerpos independientes. La escolarización es obligatoria hasta los 16 años. El sistema actual tiene dos tipos de estructuras: el de dos etapas y el de tres etapas. La estructura de dos etapas comprende la educación Primaria para alumnos hasta la edad de 11 años y la educación Secundaria para alumnos entre los 12 y los 18 años. El 75% de los alumnos optan por seguir estudiando más allá de la etapa obligatoria y el 45% realiza estudios superiores o universitarios.