En su juventud, de emigrante en Francia, le redactaba las cartas a los trabajadores españoles que no sabían escribir. El malagueño Francisco de Paula también estuvo detrás de la campaña de miles de cartas que logró repetir el juicio del español Joaquín José Martínez, en el corredor de la muerte en una cárcel de Estados Unidos, y demostrar su inocencia. Su determinación logró repetir la jugada con el mexicano Mario Flores, en las mismas condiciones en una cárcel de Illinois y, con la colaboración de La Opinión, logró rescatarlo después de 20 años en el corredor de la muerte.

Con la asociación Vida y Libertad, fundada en 2001, Francisco de Paula sigue encabezando causas a priori imposibles y desde 2004 pelea por librar de una muerte segura a Pablo Ibar, con doble nacionalidad española y estadounidense, pendiente de una inyección letal en una prisión de Florida por el supuesto asesinato en 1994 de tres personas durante un robo, aunque Francisco de Paula cree en la inocencia de este hijo de emigrantes vascos, sobrino del boxeador Urtain. «Ni el ADN descubierto en la escena del crimen ni las huellas encontradas coinciden con las de Pablo Ibar y la acusación sólo se sostiene en un vídeo doméstico de mala calidad en el que aparece alguien, pero los técnicos pagados por España han demostrado que los rasgos de esa persona no coinciden con los de Pablo».

El activista malagueño, que ha acompañado en varias ocasiones en sus gestiones al padre y familiares de Pablo Ibar, muestra la última carta recibida del preso, que lleva en la cárcel desde 1994 y desde 2000 en el corredor de la muerte. Enviada el pasado 23 de abril, en la carta el recluso español, de 40 años, pide a las autoridades españolas que hagan gestiones ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos, «España tiene que dejarles saber que no puede permitir que le pase este acto injusto a uno de sus ciudadanos», señala en un texto en el que se aprecia que no domina a la perfección el español escrito, al tiempo que resalta que «lo único que estoy pidiendo es un juicio nuevo, no que me dejen salir libre». Sus declaraciones se producen tras rechazar el pasado mes de febrero un juez de Florida la repetición del juicio que le condenó a muerte en 2000.

Como destaca Francisco de Paula, Pablo Ibar contaba con nuevas pruebas como una declaración jurada grabada en vídeo de su primer abogado, en el que este reconocía que por sus problemas familiares y de adicción a las drogas, no había actuado de forma consecuente a la hora de defender al español.

Precisamente, en la última carta escrita por el recluso, éste se lamenta de que «el mismo Gobierno que está listo para ejecutarme pagó al abogado que admite que no me defendió como un caso de vida y muerte merece».

Siguiendo las indicaciones de Pablo Ibar, Francisco de Paula quiere volver a activar la campaña a su favor, la del único español condenado a muerte en el mundo y que piensa recurrir ante el Tribunal Supremo de Florida luchando por sus derechos.

Francisco de Paula muestra las cartas que ya tiene listas para enviar al Rey, al presidente Mariano Rajoy, al ministro de Justicia, al ministro de Asuntos Exteriores y al lehendakari Patxi López reclamándole «que intercedan directamente». Cree el activista contra la pena de muerte que tras años de cartas de protesta que sí funcionaron en los casos de Joaquín José Martínez y Mario Flores, «si queremos salvar a Pablo Ibar no podemos andar con migajas».