Un hombre de 40 años fue detenido la pasada madrugada del miércoles después de un incidente en el que presuntamente amenazó de muerte al equipo médico de una ambulancia que atendió a su padre, que falleció, y después recibió a una pareja de agentes que acudió a la vivienda por petición de los propios sanitarios con un hacha de cocina en la mano.

Los hechos ocurrieron sobre las 1.00 horas del miércoles después de que un hombre se pusiera en contacto con el servicio de emergencia del 061 por los graves problemas de salud que presentaba su padre. Fuentes de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias aseguraron ayer que un Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias (DCCU) se hizo cargo del servicio, que se realizó en un domicilio de la zona de Eugenio Gross, donde el hijo del paciente ya les esperaba muy alterado. Según ha podido saber este periódico, a pesar del estado crítico que sufría el hombre, de 69 años, el equipo médico tuvo que atenderlo entre gritos y amenazas de muerte que aseguraba que cumpliría si su padre finalmente fallecía.

Según fuentes sanitarias, el equipo médico consiguió como pudo que el hijo del paciente abandonara la habitación en la que le estaban realizando la reanimación cardiopulmonar a su progenitor, momento en el que el hombre mostró mayor ira y cuando los sanitarios se vieron en la necesidad de llamar a la Policía Nacional. Fuentes policiales aseguran que los requirentes pidieron ayuda ante los puñetazos y las patadas que el hombre, que aseguraba esgrimir un hacha de cocina, daba a la puerta de la habitación en la que finalmente el paciente falleció de un accidente cerebrovascular.

Poco después, una pareja de agentes de la Policía Nacional llegó a la vivienda en la que según las fuentes el hombre les abrió la puerta con el hacha en la mano. A pesar de las peticiones de que dejara el arma, los policías tuvieron que forcejear hasta arrebatársela, aunque durante la fuerte resistencia que opuso uno de ellos resultó lesionado, añadieron las fuentes. Finalmente, ante la agresividad que presentaba, fue detenido bajo los cargos de atentado, resistencia y desobediencia a la autoridad. Con la situación controlada, los agentes comprobaron que el detenido había dejado marcas del hacha de cocina en la puerta de la habitación en la que se refugiaron los médicos.