En el fondo, se les nota que están viviendo muchas vidas. A los scouts del Grupo 400 Alcazaba, de Málaga, como otros compañeros de España, se les ve felices, no importa la edad, pues la sonrisa de Lucía García, de 6 años, es tan amplia como la de Sole Aracama que lleva 30 años en el movimiento scout o la de Juanma López Ballesteros, miembro del grupo desde el primer sábado, allá por 1982. Están creciendo como personas mientras aprenden a convivir en sociedad y a vivir en la Naturaleza y eso se nota.

Todo comenzó en el año del Mundial de España. Un rondeño que trabajaba en la Caja de Ahorros de Ronda, José María Orozco, decidió crear un grupo de scouts en Málaga. «Estuvo investigando en varias zonas y recaló en la parroquia de Santa María Goretti en Los Corazones», recuerda Juanma López Ballesteros. El grupo se llamó entonces Santa María Goretti, con pañoleta amarilla y borde azul marino y muchas ganas de patearse el campo. La primera acampada: tres días en Jimera de Libar, recuerda Juanma.

El grupo se desvinculó de la parroquia con los años y pasó primero al Tiro de Pichón, luego al colegio Gandhi en el Puerto de la Torre y hacia el año 2003 recala en el instituto de Portada Alta, donde sigue todavía. Entre medias, un cambio de nombre, Grupo Alcazaba, promovido por el segundo fundador, Luis R. Molina y la adopción de la pañoleta verde y morada, los colores de Málaga.

«Nos reunimos todos los sábados, nuestra ilusión sería poder salir al campo una vez al mes o mes y medio. Sí tenemos fijo el campamento de verano, el de Navidad y se hace uno de dos o tres días en torno a la Semana Blanca y la Semana Santa», cuenta Sole Aracama, coordinadora del grupo.

El Grupo 400, siguiendo el ideal scout, cuenta con unos 60 niños de entre 6 y 21 años y con más de una quincena de jefes y responsables de cada sección, que se divide por edades: la colonia de castores, de 6 a 8 años; la manada lobatos, de 8 a 11; la tropa scout, de 11 a 14; la unidad esculta de 14 a 17 y el clan rover de 17 a 21 años.

Y como explica Sole Aracama, cada niño sigue un programa de acuerdo con su edad y posibilidades personales, y así, los castores €los más pequeños€ tienen como lema compartir, «que es lo que más les cuesta a esa edad», y en la etapa siguiente, la de lobatos, el lema pasa a ser haremos lo mejor, enseñándoles los valores del esfuerzo, la dedicación y el decir siempre la verdad.

Y junto a este programa educativo, una educación en la Naturaleza que como detalla Sole, incluye nociones de campismo, cabuyería (nudos), orientación, socorrismo, supervivencia, cocina, habilidades manuales, música, danza, expresión teatral...

Lucía García, la castor de 6 años, confiesa que lo que más le gusta son «las danzas, como la del pirata». Sus dos padres han sido miembros del Grupo 400. En el caso de la lobato Hermine Gweha, su madre también ha formado parte de este veterano grupo. «Es una experiencia muy bonita y he hecho muchos amigos», cuenta.

Mario Guerrero, de 13 años, entró en el grupo en octubre de 2010 y aunque siempre da algo de corte el primer día, explica que con los juegos y actividades que hicieron, enseguida la gente nueva pasó a ser conocida.

Betty Fernández, de 16, lleva diez en el grupo. Entró cuando el grupo estaba en su colegio, el Gandhi del Puerto de la Torre. «Mis hermanos estaban metidos en el grupo, me gustó y aquí estoy. Me encanta relacionarme con la gente, hacer nudos, montar tiendas...mi intención es estar mucho tiempo».

Desde hace tres años y medio, Alba Rodríguez, de 18 años, está en el Grupo 400. En primero de Educación Social, quiere seguir como monitora y scouter en el futuro. Ya es scouter, encargada de la manada de castores, Laura Campos, de 22 años. Reconoce que entró por casualidad y después de 11 años está encantada. «Si te gusta y puedes, la verdad es que engancha», confiesa.

Los miembros del grupo animan a los malagueños a probar qué es ser scout. Los curiosos pueden informarse en el 635 24 25 17. El Grupo 400 celebrará los 30 años con un campamento de verano especial en un bosque en el sur de Álava. Alejandro Vázquez, un antiguo miembro, escribía en facebook una reflexión sobre su experiencia en el Alcazaba. Entre otras cosas decía: «Su recuerdo permanece presente (...) sus valores de lealtad, abnegación y pureza». Y entre los diez artículos de la ley scout, algunos tan preclaros como: «Sé útil y ayuda a los demás sin esperar recompensa», «Sé austero y trabajador. Respeta el bien ajeno» o «Sonríe y canta ante las dificultades». Así quieren ser las personas que entran en el Grupo 400 Alcazaba de Málaga, de Scouts de Andalucía. «Construir un mundo un poquito mejor», resume Sole.