Los servicios sociales del Ayuntamiento de Málaga han detectado que hay menores que tan sólo realizan una única comida al día y es la que hacen en los comedores escolares. Así lo confirmó a este periódico el concejal de Derechos Sociales, Francisco Pomares. Este hecho es consecuencia de la crisis y viene observándose ya desde hace algún tiempo, explica.

Se produce sobre todo en las barriadas marginales, y si bien se pudieran dar casos puntuales un tiempo atrás, éstos han aumentado y se han agudizado a raíz de la crisis económica. «Los servicios sociales han detectado esta realidad hace algún tiempo. Muchos niños la única comida que hacen al día es la de los comedores escolares y otros aunque ingieran más alimentos, ésta es la única comida equilibrada que toman», especifica Pomares.

Precisamente, el Defensor del Menor en Andalucía, José Chamizo, alertaba esta semana de que se estaba produciendo esta circunstancia en algunas zonas de la región y el concejal de Asuntos Sociales corrobora que Málaga se incluye en este listado.

El propio Defensor del Menor indica en su informe de la actividad desarrollada en 2011 €que fue presentado esta semana al presidente de Parlamento andaluz€ que el pasado ejercicio ha estado marcado por la crisis económica. Chamizo subraya que muchas de las quejas recibidas durante 2011 se encuentran directa o indirectamente relacionadas con la adversa coyuntura económica general que se está atravesando, y cuyas múltiples implicaciones se dejan sentir de formas variadas y con mayor intensidad en los colectivos más desfavorecidos de la sociedad.

Comedores en verano. Chamizo solicitaba ante esta cruda realidad que en los barrios más pobres se estudiara la posibilidad de abrir dichos comedores también en verano. A este respecto, el concejal de Derechos Sociales explica que en Málaga la realidad es que hay una amplia oferta de campamentos de verano, por lo que considera que estos menores están atendidos y que la demanda está prácticamente cubierta. De hecho, los criterios de acceso a los campamentos urbanos que el propio Consistorio organiza cada año y cuyo objetivo es facilitar a las familias la conciliación de la vida familiar y laboral se han ampliado a otros perfiles ante la actual situación económica.

«Los campamentos eran para padres que trabajan pero ahora con la crisis hemos decidido cubrir también a las familias con niños en exclusión social, de forma que tengan su comedor en verano, no estén fuera de la calle y no estén todo el día encerrados en casa viendo la tele porque nadie los lleva a la playa», explica el edil. Además, los campamentos que tenían lugar en julio se han extendido a agosto, dice.

Pomares comenta que existen otros campamentos en la ciudad como el que desarrolla CaixaProinfancia, o asociaciones sociales de los diferentes barrios, también vecinales, del mundo de la discapacidad o la propia ONCE. «Hay una oferta amplia», considera.

Pero, curiosamente, frente a esto se da también una realidad contraria. «Por otra parte se ha registrado un descenso de la demanda en determinados campamentos en los que hay que pagar, sobre todo en los de Semana Blanca. Como es tan sólo una semana el padre deja a los hijos con los abuelos, pero ya en verano no, optan por los campamentos porque son un mes o incluso dos», relata.

La Junta: apertura de centros. Por su parte, la Junta de Andalucía explica que la apertura de los centros fuera de los periodos lectivos, tanto por las tardes como en periodos vacacionales, está regulada por la Orden de 3 de agosto de 2010 que regula la ampliación de horario.

Para este verano han comunicado la apertura 129 centros de toda la provincia que desarrollarán el mismo número de escuelas y campamentos de verano. La Consejería de Educación cede las instalaciones de los colegios para las actividades que deciden organizar los distintos ayuntamientos de la provincia y entidades.

Punto de partida: la crisis. La situación que atraviesan numerosas familias es dramática. Los que ya eran pobres antes de la crisis lo son mucho más y han aparecido los denominados nuevos pobres: familias de clase media, con hijos, con uno o los dos miembros en paro que no llegan a fin de mes y necesitan ayuda o bien para comer, pagar el alquiler o abonar algún recibo. Incluso se dan casos de familias que ante al imposibilidad de subsistir regresan a casa de sus padres, los abuelos de sus hijos.

Se estima que la crisis ha dejado al 34% de la población andaluza bajo el umbral de la pobreza (fijado en unos ingresos anuales inferiores a 6.630 euros por persona o 16.758 para hogares integrados por dos adultos y dos niños) y al 19,3% de los menores de 15 años, muchos de ellos hijos de inmigrantes, que son los primeros afectados por la crisis.

Los servicios sociales, vitales. El trabajo por parte de los servicios sociales comunitarios de Málaga ha crecido de forma espectacular. Éstos atendieron en el pasado año la friolera cifra de 32.346 personas a causa de la crisis, 7.143 más que en el pasado 2010, lo que se traduce en un incremento del 28% en tan sólo un año, y el mayor número de usuarios desde que estallara la crisis en 2008. Aunque se ha producido un aumento más que considerable de los usuarios en general, los nuevos casos sin embargo descienden respecto a años anteriores, aunque eso sí, en 2011 llegaron a los servicios sociales la nada desdeñable cifra de 3.450 familias nuevas en una situación delicada económicamente.