Cada cierto tiempo Antonio, que vive en una casa en mitad del campo, se acerca en moto al Bibliobús, llena una maleta con libros de ensayo, arte y literatura y se vuelve a casa. Es el usuario más especial de este servicio municipal que nació, con todos los honores, el Día del Libro de 2002, aunque hace unos 40 años, siendo presidente de la Diputación el actual alcalde, ya funcionó un servicio provincial parecido con un par de paradas en la capital.

Casi tan especial como Antonio es Josefa, del Cortijo de Maza, en Churriana, que posiblemente ha leído el 80% de los libros del bibliobús €el otro 20% los leyó antes€.

Y en San Julián, durante muchos años esperó la llegada del autobús Antonio, gran lector de obras de Málaga y de jardinería y antiguo jardinero de la economista inglesa Marjorie Grice Hutchinson.

Una década conduciendo el Bibliobús lleva Miguel Pineda, que advierte con sorna que esta no es una biblioteca pública normal. «Aquí no hay nadie que te pida que guardes silencio», comenta. Miguel conduce el Bibliobús por las lomas camino de Olías, la primera cita del jueves.

La primera bibliotecaria de este servicio fue María Rosa Navarro, actual columnista de este diario, que confiesa tener «recuerdos maravillosos», aparte de la satisfacción de ver cómo «cientos de personas» comenzaron a aficionarse a la lectura gracias a este servicio.

Junto con Miguel Pineda, el alma de esta biblioteca ambulante es, desde hace ocho años, Marcos Reina, que vive su trabajo con pasión y confiesa que su labor «trasciende» la del puro bibliotecario, «y se convierte en un servicio de proximidad entre la administración y los ciudadanos, porque nos consultan sobre subvenciones, la declaración de la renta o las matrículas».

Marcos Reina señala que el Bibliobús, que está considerado una biblioteca pública más de Málaga, recorre cada día tres barrios de la periferia de la ciudad, muchos de ellos sin una biblioteca fija. Colmenarejo, Cortijo de Torres, Guadalmar, Los Prados, Jarazmín, Fuente Alegre, Finca Cabello... el día del reportaje tocan Olías, Jarazmín y La Araña.

Cuenta con 7.000 objetos (más 2.000 en un almacén en el Archivo Municipal) y entre ellos: libros, CD, DVD, revistas y documentos electrónicos. Un mundo en el que conviven best-sellers, narrativa clásica, mangas japoneses, discos de flamenco, películas de Hitchcock o los éxitos de la literatura infantil y juvenil.

«Si te interesas por un libro que esté en la base de datos y se encuentra en el almacén, la semana que viene te lo traigo», explica. Lo usuarios tienen 15 días para leer y devolver un libro y una semana para los CD y DVD.

«Lo que más se presta es la novela histórica, Ruiz Zafón y Javier Moro», cuenta. Los fondos los consigue con la colección local y gracias a las subvenciones de la Junta, como una biblioteca más.

Marcos Reina ejerce también de consejero entre los lectores y a veces tiene que interpretar encargos como este: «Mira, estoy muy triste, dame un libro que no sea muy denso pero que tenga una historia que me enganche», y si se trata de un lector asiduo, el bibliotecario suele acertar.

Y es que, después de diez años, son muchos los lectores asiduos para los que Miguel y Marcos son como de la familia. «De hecho, algunos creen que somos padre e hijo», sonríe el bibliotecario. «Es un trabajo bonito y ameno, tenemos niños que hemos cogido con ocho años y ahora son grandes y nos consultan, son como amigos», explica el conductor.

Desde hace poco tiempo, el Bibliobús cuenta con acceso a internet, de ahí que el control de lo prestado sea mucho más cómodo, y un usuario nuevo pueda tener su carné de la red de bibliotecas andaluzas en sólo una hora.

En cuanto a la afluencia, varía dependiendo mucho del número de habitantes. Cada visita a un barrio dura una hora y cuarto y si en Olías pasan en ese tiempo 20 usuarios de todas las edades, en Cortijo Alto, otro de los barrios visitados, hay largas colas.

Han sido diez años con el mismo Bibliobús, que sigue en forma. En total, 80.000 kilómetros recorridos que han dejado un rastro de lecturas de 72.000 libros prestados y más de 15.000 CD, entre otros datos. Y cerca de dos mil lectores que cada semana o como mucho, cada 15 días, dependiendo de la zona, tienen, en la puerta de su casa, el mundo entero a su disposición.