Abandonado casi dos años, el mercado provisional que acogió Atarazanas está cubierto con una gruesa capa de polvo. Sin embargo, donde un profano ve mugre y suciedad, un experto aprecia un negocio latente. La empresa Gonjuni lleva una semana desmontando el mercado, un trabajo en el que estará enfrascado hasta el 10 de agosto. Sin embargo, no se trata de derribar y retirar escombros, sino de coger pieza a pieza, limpiarla y clasificarla. Así se irá construyendo una segunda vida para la gran mayoría del material con el que está construido el mercado.

El primer paso es la recuperación de las 275 neveras y congeladores con los que estaban equipados los puestos y que están siendo limpiados para que una empresa especializada los limpie, revise y pasen al mercado de segunda mano: «Apenas han tenido dos años de uso y están en perfectas condiciones, aunque una empresa especializada a nivel nacional los revisará», señala el director de obra de Gonjuni.

Más allá del polvo que cubre todos los elementos, hay muchas posibilidades de reutilización. «Las luminarias están nuevas y sólo están sucias», asegura este responsable de la empresa encargada del desmontaje de la estructura, que apunta que gran parte de todo el material se puede reutilizar. Hace dos salvedades. Una son las persianas, cortadas con distintas medidas en función del puesto y que parece complicado que se puedan volver a utilizar. La otra, es obvia, la base de cemento construida sobre el forjado del aparcamiento y que será el único elemento que se demolerá.

Si hay un elemento que llama la atención de este trabajo es que la principal maquinaria que se utilizará será para el transporte. Actualmente hay seis operarios trabajando en los puestos. Nada de entrar con una maza a derribar todo lo que encuentren a su paso. Se trata de ir pieza a pieza, desmontarla, clasificar el material para su reciclaje y meterlo en un camión.

El trabajo es lento y laborioso. Por delante le quedan dos meses de trabajo y 200.000 kilos de hierro por desmontar, así como todo el mobiliario de neveras, vitrinas y congeladores, en buenas condiciones de uso.

Como un mecano. Cuando en 2006 se inició la obra de esta estructura, con un presupuesto de 2,4 millones de euros, el edificio se concibió de forma que fuera desmontable, «como un mecano», explica Enrique Muñoz, del área de Mercados y Vía Pública del Ayuntamiento de Málaga. La idea era destinarlo a acoger temporalmente los puestos del mercado de Huelin durante su rehabilitación. La paralización de esta actuación dejó sin futuro el mercado.

La adjudicación del desmontaje a la empresa Gonjuni abrió la posibilidad de darle otro uso y reducir de forma notable la factura por la retirada del edificio, que ha pasado de 173.000 a 51.000 euros gracias a la venta de material.

Una de las joyas de esta estructura son las grandes vigas de acero que sostienen la cubierta y que son perfectamente reutilizables para montar una nave industrial. Su desmontaje es sencillo y sólo es necesario desatornillarlas. El futuro de estas vigas está vinculado a la empresa Gonjuni, que tiene previsto usarlas, junto a gran parte de los materiales de la estructura, para construir una nave industrial en unos terrenos de su propiedad.

En poco más de dos meses, el mercado actual estará despiezado entre chatarreros para su reciclaje, mobiliario recuperado para su venta de segunda mano y estructuras construidas con sus vigas y paneles metálicos. Una segunda vida para un mercado que llegó con fecha de caducidad.