La vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, afirma que el Gobierno del PP tiene voluntad de dialogar y "siempre" está abierto a llegar a acuerdos con la oposición, pero advierte de que no le ve "perdiendo el tiempo" con el PSOE si antes este partido no deja claro qué es lo que quiere.

"Conociendo como conozco al presidente del Gobierno, le gusta más el consenso que el enfrentamiento", afirma la histórica diputada del PP en una entrevista con la Agencia EFE.

Pero pese a esta voluntad de acercamiento por parte del Ejecutivo encabezado por Mariano Rajoy, Villalobos opina que el PSOE todavía no se ha puesto de acuerdo internamente a la hora de decidir cuál va a ser su línea de actuación como principal partido de la oposición.

Y por ello avisa de que el Gobierno no va a "perder el tiempo" con la oposición si el PSOE no se aclara.

"No me escandaliza lo que hace el PSOE, pero no estoy dispuesta a que me venda que es un partido absolutamente responsable", añade la vicepresidenta, después de que en esta misma semana su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, haya ofrecido consenso a Rajoy para al día siguiente hacer, apunta, cosas "absolutamente diferentes".

El miércoles pasado, Rubalcaba trasladó a Rajoy su disposición al diálogo, pero después el grupo socialista pidió una comisión de investigación sobre Bankia y se negó a apoyar la última reforma del sistema financiero, absteniéndose en la convalidación del decreto-ley.

"Hay momentos en que los partidos tienen que demostrar su capacidad de responsabilidad", apostilla Villalobos, dejando claro que responsabilidad es "algo más" que lo que se dice en los "cara a cara" de las sesiones de control de los miércoles, cuando se enfrentan Mariano Rajoy y Rubalcaba.

Celia Villalobos no tiene ningún tapujo en atribuir el uso intensivo que el Gobierno hace de los decretos-ley para poner en marcha sus recetas anticrisis a los errores cometidos en los últimos años por el anterior gabinete socialista y subraya que son la forma más urgente y clara de emitir el "mensaje" de que se toman medidas.

"Estoy convencida de que si el Ejecutivo se hubiera encontrado otra situación económica, financiera, laboral y de empleo, no hubiera tenido que hacer lo que ha hecho", señala.

Respecto al contenido concreto de estas reformas gubernamentales, no tiene ninguna duda de que son necesarias para "salvar el sistema", y así cita el ajuste sanitario.

Como exministra de Sanidad, entiende que es "insostenible" que a los laboratorios se les deba 16.000 millones de euros; "no puede ser, porque van a terminar por no abastecer a los hospitales y vamos a acabar como en Cuba", afirma.

La también exalcaldesa de Málaga ocupa en esta legislatura un puesto relevante en la Mesa del Congreso, desde el cual defiende a capa y espada el trabajo de los diputados.

Sólo admite que puede ser "poco conocido" por los ciudadanos.

Lamenta que únicamente se mida su labor por las asistencias a los plenos y reafirma que también tienen otras funciones sectoriales, de despacho y, por supuesto, en sus circunscripciones, algo de lo que ella da fe en su propia tierra, Málaga.

"Nuestra obligación es trabajar, y si nos dan las 12 de la noche, pues nos las dieron", contesta cuando se le plantea si no sería conveniente reformar el Reglamento del Congreso para evitar tediosos debates plenarios como el de los Presupuestos Generales del Estado.

Desde la Mesa de la Cámara, Villalobos ha tenido que resolver algunas cuestiones conflictivas de la vida parlamentaria, como la reconsideración de un permiso que se había dado a la formación "abertzale" Amaiur para usar una sala del Congreso en un acto sobre Navarra.

"No estoy dispuesta a que Amaiur me tome el pelo y me intente engañar", asevera sobre sus encontronazos con estos diputados, a los que a comienzos de legislatura se negó a reconocer grupo propio porque "no reunían", enfatiza, las condiciones marcadas por el Reglamento.

A Villalobos le preocupan "poco" las críticas de los "abertzales", por mucho que hayan recurrido sus decisiones al Tribunal Constitucional, y aclara por qué: "porque no estoy ni al 0,05 por ciento de acuerdo con nada de lo que hacen".

Por otro lado, la vicepresidenta de la Cámara valora especialmente las sesiones de control de los miércoles, y sugiere que si se flexibilizara el tiempo que el Reglamento da para las preguntas y respuestas al Gobierno, que no puede exceder de cinco minutos, ganarían en interés.

Gran papel hacen a su juicio en estos plenos la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y también defiende al titular de Educación, José Ignacio Wert, diana de muchas de las preguntas de la oposición.

De hecho, y pese a que en las encuestas del CIS Wert tiene la peor nota de todo el Ejecutivo, proclama que es "un gran ministro, un gran intelectual y un hombre muy de consenso".

Argumenta que "le ha tocado" enfrentarse a la "muy compleja y complicada" situación de la educación en España, pero en todo caso atribuye las críticas que suscita al hecho de que a la gente "no le gusta que le digan que hay que esforzarse un poquito más".