Marbella está de enhorabuena, casi tanto como si le hubiese tocado la lotería. El motivo no es otro que la designación del príncipe Salman bin Abdelaziz como heredero al trono de Arabia Saudí tras la muerte el pasado sábado del príncipe Nayef. El nombramiento, que corrió ayer a cargo del rey saudí, Abdalá bin Abdelaziz, incluye un decreto real por el que Salman (1935) se convierte en viceprimer ministro y mantiene la cartera de Defensa.

El premio que se lleva Marbella con este nombramiento es la reafirmación de los privilegiados vínculos de amistad entre la casa real saudí, España en general y Marbella en particular, ya que este último es el destino veraniego desde hace años de una familia liderada hasta su muerte en 2005 por el rey Fahd, un enamorado empedernido de la Costa del Sol que se instalaba en el palacio Al Riyad, junto al Palacio Nahda (El Rocío). Pero Fahd no fue el único amante de Málaga. Aunque durante años el nuevo príncipe heredero estuvo a la sombra de su hermano, siempre formó parte de ese séquito que tantas veces ha revolucionado Marbella con sus sonadas visitas veraniegas.

Esas visitas suponían y supondrán con el príncipe Salman una importante inyección económica para los empresarios marbellíes. No en vano, las visitas de esta familia y el séquito con el que se han venido desplazando durante la última década por gran parte del litoral permitía a las joyerías, las tiendas de recuerdos y hasta las pastelerías hacer su particular agosto cada vez que se acercaban a la Milla de Oro.

Los lazos de Arabia Saudí con España están fuera de toda duda. El rey de España, Juan Carlos I, ha sido el primer mandatario extranjero que expresó su pésame al rey Abdalá y al propio Salman. Lo hizo ayer, en persona, aunque el pasado día 8 ya coincidió con el último en Madrid. Fue en el Palacio de la Zarzuela con ocasión de una visita oficial a España en la que trató la venta de 200 a 270 carros de combate Leopard a Arabia Saudí, por unos 3.000 millones de euros, el que hasta ahora es el mayor contrato de la industria militar española. También se habló de otros negocios. Durante su estancia en Madrid, el príncipe Salman exploró con sus anfitriones la posibilidad de que empresas españolas participen en nuevos proyectos de infraestructuras en Arabia Saudí, tras la adjudicación del contrato para la realización del AVE Meca-Medina a un consorcio formado mayoritariamente por grupos españoles. En todo caso, las relaciones políticas y comerciales entre ambos países se incrementaron notablemente desde la llegada al trono del rey Abdalá y la visita oficial que los reyes realizaron en abril de 2006 a Riad, durante la que se firmó un acuerdo para institucionalizar los contactos políticos entre ambas naciones.

En estos años, don Juan Carlos ha revalidado su condición de principal activo de las tradicionales relaciones de simpatía y amistad entre los dos países, como demuestra el trato preferente dado al jefe del Estado español durante sus últimas visitas oficiales a Arabia Saudí, en 2006 y 2008. En septiembre de 2005, el rey de España viajó a Riad para expresar personalmente sus condolencias por la muerte de Fahd, mientras que, tras el fallecimiento del príncipe heredero Sultán bin Abdulaziz, en octubre de 2011, don Felipe se desplazó a esa capital para trasladar a la familia real saudí el pésame, en nombre de España y la Corona española.

Además de los viajes oficiales, los encuentros entre ambas familias en el Palacio Nahda de Marbella han sido numerosos. Destaca también la cooperación en seguridad y lucha antiterrorista y la afluencia a destinos españoles de turistas saudíes con alto poder adquisitivo, mientras que el apoyo del pueblo saudí a la selección española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica mostró la positiva percepción de la imagen de España por parte de esta sociedad árabe.