Si los cazadores de Málaga tuvieran que pasar un examen obligatorio de buenos tratos a sus compañeros de correrías, los perros de caza, quizás bajaría considerablemente el número de podencos que cada año terminan abandonados en mitad del campo, atropellados en una autovía e incluso colgados o con un tiro en la cabeza. Cuando dejan de ser una herramienta útil de caza, este es el destino de muchos de ellos.

La Sociedad Protectora de Animales de Málaga es testigo cada año de estas prácticas primitivas y a comienzos de 2012 tenía en sus instalaciones unos 70 podencos abandonados por sus dueños, aunque por lo menos viven para contarlo.

«He visto fotos de lo que hacen los cazadores con los podencos y me he echado a llorar», confiesa Gerda Schalk, secretaria de Podencoworld, una asociación que recoge estos perros de caza de cerca de 15 refugios para animales de España y Portugal y los envía a Holanda, donde son adoptados por familias.

«En Europa hay muchas asociaciones dedicadas a los perros pero ésta es la única dedicada en exclusiva a los podencos, que son los grandes olvidados», explica Gerda.

La responsable holandesa de Podencoworld estuvo el pasado martes en el refugio José Carlos Cabra, de la Sociedad Protectora de Animales de Málaga (Camino de Las Erizas,4) para recoger a Mami, Romana, Lula y Soro y llevárselos a su país. «A las 4 de la mañana estaba en el aeropuerto de Rotterdam y esta tarde salgo para Holanda», explica esta afable holandesa, que señala que no quiere protagonismos y que sus compañeros de asociación, Ewalien de Ruiter y Edwin, trabajan tanto como ella.

Los perros, cuenta Gerda, viajan ya vacunados, esterilizados y con un microchip, además de con toda la documentación. «En el aeropuerto hay gente esperando a los perros, se los entregamos y al día siguiente les llamo para ver cómo les va y también cuando pase una semana. Si hay algún problema, tratamos de buscar una solución», detalla.

Podencos de Málaga hay ya en Holanda como Cielo, un perro cojo que vive en una familia con diez perros, todos con algún hándicap. «Tres de ellos son perros con un carrito», señala Gerda. En la protectora, por cierto, hay alguno así dado que le fallan las piernas por la edad o por algún accidente.

De los que el martes marcharon para Holanda, el más mayor de todos era Soro, un podenco de 12 años que pasará su vejez en los Países Bajos.

La secretaria de Podencoworld explica que también se encarga de hacer fotos y vídeos a los perros para que las futuras familias que adopten conozcan a los animales y vean si, por su tamaño, estado y carácter, se adaptan a su casa. «Estamos siempre muy ocupados».

Cuando llegó el martes sobre las 12 de la noche a su casa, en las cercanías de Rotterdam, a Gerda Schalk le acompañaba la podenca Mami, y es que quien la adopta es una señora que vive a tres horas de esta ciudad y por problemas en las piernas no puede conducir muy lejos. Gerda compartirá camino con la futura dueña de Mami y luego regresará a su casa, donde le esperan tres perros, más uno de su hija que está de vacaciones.

Cada familia adoptante paga unos 150 euros por el vuelo y la sanidad del animal, explicaba en febrero Esperanza Lobato, de la Protectora de Málaga.

El refugio José Carlos Cabra, por cierto, a Gerda Schalk le parece muy bueno, a pesar del alto número de animales. «Lo conocí en noviembre del año pasado y me encanta, está limpio y bien cuidado. En otros refugios los animales no tienen techo y se mojan si llueve», señala. La secretaria de Podencoworld abraza a Mami y la podenca le colma de lengüetazos de cariño. En Holanda le espera un futuro más civilizado.