­Si hay algo indudable es que la implicación de Isabel Pantoja en esta pieza separada del caso Malaya ha supuesto que todo el procedimiento se barnice de una gran expectación proveniente tanto de medios del corazón como tradicionales. Varias agencias de fotos especializadas en la información rosa tratarán de buscar la imagen más deseada: la de Julián Muñoz, Mayte Zaldívar e Isabel Pantoja en el mismo banquillo de los acusados; lo que unió el amor que no lo separa la Justicia, debe pensar algún avezado reportero. En concreto, se espera la presencia de en torno a 150 periodistas en representación de treinta medios distintos, muchos de ellos del corazón.

Se ha acotado una zona a las puertas de la Ciudad de la Justicia para que los reporteros gráficos puedan cazar a los diez acusados del juicio llegando al edificio sin que haya aglomeraciones ni carreras; además, se han elaborado dispositivos de seguridad para el interior y el exterior del palacio de justicia, y se prevé una masiva afluencia de seguidores de la cantante.

Lo cierto es que la presión mediática está presente en este caso desde mucho antes de la detención de Isabel Pantoja, en mayo de 2007; de aquella noche salieron a la luz las fotos de una asombrada cantante ante lo que se le venía encima, y una agencia del corazón logró captar el momento del arresto de la tonadillera en Mi Gitana. Antes, corrieron ríos de tinta sobre la relación de exalcalde y artista; de las visitas de ella a la cárcel de Jaén en las que un abatido y enfermo regidor pasaba largas veladas pensando en cómo defenderse en Malaya o en los numerosos casos urbanísticos que ensombrecían su horizonte carcelario; se comentaba la frialdad de los gestos de la pareja, y Mayte Zaldívar, la despechada exmujer, hablaba en platós de bolsas de basura y dinero que manaba de las piedras. Ahora, los tres volverán a estar bajo la atenta lupa de una opinión pública asaeteada por la crisis que busca respuestas contundentes de la justicia a este tipo de comportamientos. La pena de banquillo ya ha hecho mella en los protagonistas de esta historia, y la propia cantante se ha encargado de dejar bien claro que ella es como la infanta, y de desvincularse de su exnovio.

En septiembre de 2006, la cantante ya dijo en una entrevista a este periódico: «Creo en la justicia, pero yo no tengo que defenderme de nada». Meses después, se produjo su arresto, y ahora, muchos de los que han vertido sus comentarios sobre lo que le ocurriría, estarán presentes en este juicio que cuenta con un precedente claro aunque no tan glamuroso: Malaya. En la trama de corrupción, su hermana mayor en puridad, la expectación la levantaban Marisol Yagüe, Isabel García Marcos, Julián Muñoz y su letrado, Javier Saavedra, quien hace unos días se quejaba del juicio paralelo que se había hecho en ese procedimiento por parte de los medios. Sin comentarios.

En la Audiencia hay preocupación por la visita anunciada –ya verificada por las Fuerzas de Seguridad– de autobuses de seguidores de la cantante. Además, algunas fuentes insisten en que todo el que se tenga que manifestar, aprovechando el foco mediático, estará a partir del próximo jueves en Málaga. Todo está milimétricamente preparado para que ningún detalle se lleve el proceso al sumidero. De momento, no hay pactos ni enemistades, como precisó recientemente el letrado de Muñoz. La hoguera de las vanidades ha empezado a arder.