Concluidas las dos primeras jornadas del esperadísimo juicio de Isabel Pantoja por blanqueo de capitales, ahora la expectación se centra en las declaraciones de los encausados, que tendrán lugar en el mes de octubre, al suprimirse otras dos jornadas para cuestiones previas previstas para la semana que viene. Ayer la expectación fue mucho menor: la policía volvió a acordonar la entrada del edificio, por donde accedieron los encausados. El primero en llegar fue el exalcalde Julián Muñoz, y luego lo hizo Isabel Pantoja, otra vez muy serena e incluso cabizbaja durante toda la sesión. El presidente de la Sala, Federico Morales, le pidió que se quitase las gafas de sol por motivos de seguridad, y sólo a un letrado se le permitió tenerlas puestas. A la llegada, seguidores de la cantante, tal vez usuarios de la Ciudad de la Justicia, le volvieron a llamar guapa y artista, pero poco más. No eran más de veinte. Repartió algunos besos y recibió pocos aplausos. Al salir, el ya famoso Mocito Feliz, azote de las celebrities patrias, salió corriendo tras ella para entregarle un ramo de flores. A su salida, pasado el mediodía, las carreras entre los periodistas, muchos menos que el jueves, día del inicio, fueron la tónica predominante. La sesión se consumió rápido, también por el orden impartido por Federico Morales, acostumbrado ya a estas lides. Sea como fuere, la expectación ayer decayó a niveles mínimos, como ya ha ocurrido con otros macroprocesos. El próximo pico de audiencia, en octubre.