Ya vino el año pasado por primera vez, pero todavía le cuesta adaptarse. Se llama Laila y su bello rostro serio así como su tímida voz pronto se tornarán en sonrisas y carcajadas mientras nada incansablemente en una piscina o en el agua del mar.

Esta pequeña niña saharaui de tan sólo ocho años de edad, ha venido a pasar el verano a la casa de su segunda familia, José Moreno y Carmen Cortés, en Mijas Pueblo, con motivo del programa «Vacaciones en Paz» que cada año la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias con el Sáhara organiza cada verano para hacer olvidar, aunque sea por dos meses, la difícil situación que viven los refugiados de esta patria olvidada y despreciada.

Con ella han llegado hasta el aeropuerto de Málaga, desde el pasado miércoles 27 de junio hasta el día 1 de julio, un total de 1.414 niños procedentes de los cuatro campamentos de refugiados en el inapelable desierto de Argelia. De ellos, unos 130 se quedan en nuestra provincia mientras que el resto pasarán el estío en las otras provincias andaluzas.

El objetivo es que todos y cada uno de ellos pase por el médico y tengan la oportunidad de disfrutar lo que las circunstancias les niegan: una infancia feliz.

Conscientes

Y es que, pese a su corta edad, todos los que han venido a pasar los dos próximos meses hasta nuestra comunidad autónoma son perfectamente conscientes del difícil mundo en el que les ha tocado vivir, según cuentan José Moreno y Carmen Cortés.

«Ellos saben perfectamente lo que ocurre porque sus mayores, a los cuales respetan muchísimo, se lo han contado», asegura José.

Este matrimonio mijeño, cuya mujer fue la primera del municipio en participar en este programa de acogida anual, lleva quince años trayendo niños saharauis a su casa y siempre de la misma familia.

«El hermano mayor de Laila, Labat, que tiene ahora 21 años, fue el primero que vino y desde entonces nos une un vínculo especial a esta familia. De hecho, es nuestra segunda familia», comenta Carmen.

Respecto al programa, ambos consideran que es «la única manera de que todos los andaluces tomemos conciencia» de la problemática que viven en el Sáhara. «Ellos son los mejores embajadores.», concluye Carmen.