La de ayer fue sin duda una jornada laboral difícil para muchos farmacéuticos. Numerosos clientes malagueños se fueron a casa sin sus medicamentos y con una indignación e insatisfacción capital. «Se nos ha caído el sistema sí, y no hemos podido hacer nada. Esto es un desastre porque además el cliente no entiende que no es un problema de la farmacia y se queja», comenta Carmen Vargas-Machuca de Alva, de la farmacia Caffarena. Esta farmacia, de 24 horas, ya estuvo el domingo aplicando el copago. «El mismo sábado a las doce actualizamos el programa y a trabajar sobre la marcha», dice.

La receta electrónica o receta 21, siempre que funcione la aplicación, continúa siendo ágil pese al copago, coinciden en resaltar los farmacéuticos, pero las recetas en papel entrañan dificultades porque requieren tiempo para introducir manualmente los datos, reseñan.

Respecto a los clientes ha habido de todas las clases y colores, desde el paciente, pasando por el resignado, por el desinformado, el indignado, y un variado etcétera. «Ha habido gente que se ha ido sin su medicación claro, no podíamos dársela», comenta la farmacéutica. Su hija, Paula Caffarena, también farmacéutica, ve el mayor escollo, salvando las incidencias de ayer, en las recetas en papel. «Las manuales son lentísimas de procesar, las electrónicas van bien, menos cuando se te cae el sistema», incide.

La misma experiencia se vivió en la oficina Bustamante en la calle Granada. Las farmacéuticas Ana Bustamante y Berta Álvarez se enfrentaron a problemas continuos con el programa de los ordenadores. «Ha habido una caída masiva y los clientes se están marchando sin los medicamentos, pero en general reaccionan bien. Más que enfadados se van resignados. El sistema se va y viene, hemos estado dos horas sin conexión, ha vuelto diez minutos y se ha vuelto a ir», explica Ana Bustamante.

En esta farmacia han llegado a realizar una factura a un cliente, una opción posible. «Si el sistema no funciona y el cliente quiere sus medicamentos tengo la obligación de cobrarle un 50% para las personas activas y un 10% para pensionistas y darles una factura que luego la persona debe reclamar a la Administración para que le devuelvan la diferencia», explican las farmacéuticas.

Sin embargo, para Pilar Romero de la Farmacia Mata, el día transcurrió sin problemas. «Está funcionando lento, pero funciona y no hemos tenido mayores problemas», reseña. Lo mismo ocurrió en la farmacia Utrera. «No, en días anteriores sí hemos tenido algún problemilla con el programa pero hoy no. La receta en papel cuesta algo de más trabajo, pero la electrónica va bien», indica a este respecto Emilio Utrera. «Algunos pensionistas sí que protestan porque ahora tienen que pagar», dice.

La experiencia para los clientes fue muy diversa. Para Carlos Padrón, pensionista, «está mal» el nuevo copago. «Hoy he venido sólo a cambiar una cosas y aún no he tenido que pagar, pero lo veo muy mal», indica. Sin embargo, Herminia Salmerón apoya la medida. «A mi me parece muy bien, ha habido mucho abuso y tanto no se paga», indica. A pesar de que el sistema no ha funcionado y que tendrá que volver a la farmacia (aunque se ha llevado sus medicamentos) se muestra compresiva y dice que no le supone molestia. Antonio García, funcionario al que no le cambia el régimen, declara que aunque se queda como está «esto es un lío y un rollo».

Lo que hay que saber sobre el copago farmacéutico:

¿En qué cambiará el modelo actual?

En la actualidad todos los ciudadanos que no son pensionistas pagan el 40 por ciento del precio del medicamento, excepto los enfermos crónicos, que abonan un 10 por ciento, y los funcionarios pertenecientes a Muface, tanto en activo como jubilados, que aportan un 30 por ciento. A partir del 1 de julio, los niveles de aportación en el pago de los fármacos se establecen en función de la renta y estos se actualizarán como máximo anualmente.

¿Qué objetivo tiene esta nueva forma de copago ?

El Ministerio de Sanidad asegura que se trata de una «medida disuasoria» para frenar el exceso de consumo de medicamentos existente en España.

¿Cómo calcula el Gobierno mi nivel de renta?

A través de la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas del año 2010.

¿Cómo sabrán los farmacéuticos cuánto debo pagar?

Las recetas se adaptarán a los nuevos porcentajes de participación mediante unos códigos -desde el 001 hasta el 006- que figurarán impresos en la parte superior derecha de las mismas y que estarán en la base de datos del SAS y al que podrán acceder las farmacias, pudiendo cobrar los topes establecidos y no los porcentajes en Andalucía.

¿Cómo afecta la reforma a los pensionistas?

Si es un pensionista con una pensión no contributiva o tiene una renta mínima de inserción, no tendrá que pagar nada por sus medicamentos. Si gana menos de 18.000 euros al año, pagará un 10 por ciento del precio de las medicinas, hasta un máximo de 8 euros al mes. Si gana más de 18.000 euros, el máximo será de 18 euros al mes. Sólo los pensionistas con rentas superiores a 100.000 euros abonarán el 60 por ciento de las medicinas, hasta un límite de 60 euros al mes.

¿Qué pasa si se superan estos máximos?

Cuando se superen estos topes, la diferencia será reintegrada al paciente en un periodo máximo de seis meses. En Andalucía no tendría por qué darse este supuesto, ya que la receta electrónica permite cobrar directamente el tope.

¿Afecta la reforma a los trabajadores?

Si tienen una renta anual inferior a los 18.000 euros, pagarán lo mismo que hasta ahora, el 40% de los medicamentos. Si es superior a 18.000 euros, pero inferior a los 100.000 euros, aportarán el 50%, y si ingresa más de esa cantidad al año abonará el 60%.

¿Cuál será la aportación de los funcionarios?

La aportación de los funcionarios, los militares y el personal al servicio de la administración de justicia será del 30%.

¿Qué pasa si se está en el paro?

Por primera vez, si percibe una renta mínima de inserción o ya no recibe ninguna prestación por desempleo, no tendrá que pagar.